martes, 30 de diciembre de 2014

Haced lo que Él os diga

   Ya ha llegado el fin del año 2014, y con él todo lo que supone decir adiós a una Provincia Franciscana de Cartagena en la que inicié mi vida franciscana, me educaron franciscanamente y he trabajado y orado a lo largo de estos años.

   Por ello no es de extrañar que alguna lágrima se escape esta noche al ver que algo tuyo desaparece, pero cuando uno afronta lo que viene por delante me hago la siguiente reflexión:

   Lo primero es que sólo me cabe GRATITUD. La Provincia Franciscana de Cartagena con más de 750 años de historia ha dado muchos hermanos a la Orden y a la Iglesia, franciscanos santos, llenos de amor a los demás y dando su vida por anunciar el evangelio. Doy gracias a Dios que he podido ver esa ingente obra tanto aquí en España como en América, esos misioneros que, dejando sus tierras por la obediencia, hicieron de Centro América un lugar donde el franciscanismo se extendió. Y en España, en el sureste, el ser franciscano nos ha identificado y distinguido siempre por la acogida, la bondad, el deseo de saber y de hacer el pensamiento y la vida franciscana un motivo de nuestra existencia.

   No cabe duda que pecados también hemos tenido y por ello sólo cabe pedir perdón y propósito de la enmienda, pero el pecado va con la persona y afirmo con certeza, que ha habido más santos que pecadores.

   Lo segundo que me viene a la cabeza ahora mismo es PASIÓN. Los hermanos de la Provincia Franciscana de Cartagena hemos vivido, trabajado y sobre todo orado desde la pasión que da la ilusión, las ganas por estar al lado del que lo necesita superando el cansancio y que han llevado a tantos testimonios de entrega generosa, y esa pasión en este presente duro que vivimos en medio de una gran crisis vocacional, ha llevado a que los hermanos hayamos estado presentes en tantos sitios que casi ni se ha notado que éramos cada vez menos, por que la pasión por Cristo y su siervo Francisco marcaba nuestra vida.

   Lo tercero que me gustaría compartir con vosotros es la ESPERANZA. Decimos adiós a la Provincia Franciscana de Cartagena pero llenos de esperanza recibimos a la Provincia Franciscana de la Inmaculada Concepción en España. Esperanza que nace de reconocer que nosotros no somos franciscanos del sureste, sino Franciscanos. Somos una Orden en camino, deseosos de seguir llevando a Cristo.

   Además el mayor pecado de nuestra sociedad es la desesperanza, por eso nosotros franciscanos debemos llevar la esperanza de un futuro, que no por ser incierto, es menos atrayente. Nos invita a la aventura de Cristo, nos lleva a orar con mayor fuerza para que nuestro trabajo sea reflejo de una vocación. Una vocación que muestre a los hombres y mujeres de hoy, que se hacen las cosas por Cristo que nos llamó a la vida Franciscana y para hacer posible que los hombres y mujeres de hoy, que viven desde el vacío de no encontrar o no  ver a Dios, puedan encontrar un principio de camino para encontrarlo cada vez que se crucen con un franciscano, en nosotros vean esa esperanza del amor de Cristo reflejada en sus vidas.
   
   En definitiva el día 1 de enero de 2015 formaremos, más de 450 hermanos, la Provincia Franciscana de la Inmaculada Concepción, se nos encogerá el corazón por el pasado que dejamos, pero se iluminará con el futuro que, con vuestra ayuda, pretendemos construir.


¡¡Feliz Año nuevo!! que san Francisco de Asís os bendiga y el Niño Dios os colme de sus bienes.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Francisco, el loco de Asís


  Al encontrarnos con una nueva biografía novelada de san Francisco de Asís lo primero que podemos pensar es que se ha aprovechado el tirón del Papa Francisco para presentar una biografía como tantas otras que podemos encontrar en el mercado del santo de quien recibe el nombre. Sin embargo cuando se lee la obra se descubren dos cosas importantes: en primer lugar el desarrollo y presentación de los personajes no es al uso, sino desde el realismo de nuestro mundo, se desarrollan las situaciones sin un exceso de pietismo sino más bien de realidad. En segundo lugar desde el estudio de las fuentes franciscanas encontramos que la autora conoce las últimas compilaciones y estudios franciscanos, usa de la nueva corriente dirigida entre otros por el profesor Maranesi en la búsqueda del san Francisco humano, frente al héroe que desde el principio de la Orden se trató de presentar con las biografías de san Buenaventura, y que se retoma en la actualidad con la compilación asisiense.

    De la obra podemos destacar diversos momentos importantes en la vida de san Francisco y que la autora nos presenta con gravedad y seriedad. La primera para hacer más fuerte todo lo demás es el presentar la ciudad de Asís y sus habitantes como un lugar donde se han perdido todos los valores morales y humanos, sólo existe el propio interés en conseguir lo que se desea. Ello hace que, cuando nos habla de la conversión de san Francisco, nos presente a un hombre si bien de buen corazón un tanto libertino en cuestiones morales, no las oculta lo cual le da mayor realismo a la escena y sobre todo fuerza a la conversión y encuentro con Dios. La crudeza de la prisión en Perugia donde se muestra la negación de la persona humana y la aparición de los peores instintos que las personas pueden tener tras una guerra: el odio, la venganza.

   Dentro de este proceso de conversión resalta la figura del sacerdote de san Damián, el padre Pietro, que aparece dentro de la obra como la figura que va asentando la vocación que surge dentro de san Francisco y sin ocultar el temor a la familia Bernardone, sin embargo sabe encauzar al santo hacia la protección del Obispo Guido. El cual aparece en la obra como lo que es, todo un obispo medieval, más señor feudal que obispo pero que sin embargo acompaña a san Francisco en este proceso de conversión y desapropiación de los bienes terrenos.

   Al hablar de la familia no podemos pasar por alto a la señora Pica, la madre que en todas las biografías del santo que se precie tiene un lugar destacado y que en esta obra aparece como víctima del excesivo temperamento del padre y dentro de la pérdida de valores de la ciudad de Asís, en la violencia doméstica que sufre, se observa el quebranto de lo que debe ser la familia.

   La vida de san Francisco, sus primeros seguidores, el encuentro con el Papa y su aprobación, la conversión de santa Clara y como ella sigue el camino del santo, nuevamente destacamos el papel del obispo Guido. También nos muestra crudamente la negación de la familia Offreducio y la violencia que se desata con la hermana de santa Clara.

   Ahora bien, si en la obra debemos buscar un momento impactante es en el relato de la impresión de las llagas en la Verna. En ningún momento habla expresamente de la impresión de las llagas pero sí lo hace de la experiencia de dolor con la que san Francisco se encuentra con Cristo, se observa el dolor que lleva impreso en su cuerpo y en su alma por todos sus hermanos, por ese encuentro íntimo con Dios, por ese rechazo que ahora ve en lo que él empezó como obra de Dios y no todos sus hermanos acaban de comprender. Sin embargo en este relato de pasión aparece el amor manifestado en la figura de la madre Pica, vuelve a aparecer como ejemplo de quien da amor sin esperar recibir respuesta y sin recibirlo es capaz de no cansarse de amar hasta el extremo. Con este ejemplo descubrimos el amor presente en el sufrimiento de la cruz y que es capaz de mostrar luz. En definitiva, no queda claro que san Francisco recibiera las llagas tal y como la iconografía nos ha mostrado, lo cual no niega que sea un alter Christus en esa unión íntima con Él.

   Llegada la muerte nuevamente nos muestra al hombre Francisco que pide los dulces de “fray Jacoba” que pide a sus hermanos que la llamen para que esté cerca de él, y la despedida a santa Clara y sus hermanas llena del dolor de quien se sabe unida al hombre de Dios que ya está plenamente en Cristo.

    En definitiva una biografía novelada que introduce las últimas tendencias de la reflexión franciscana y que muestra de un modo brillante la espiritualidad del hombre de Dios Francisco de Asís.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Reforma del proceso matrimonial canónico

Comenzamos un nuevo curso, con grandes novedades a nivel eclesial. En primer lugar el inicio del tan esperado Sínodo sobre la familia, que será motivo de una próxima reflexión y por otro lado la creación de una comisión por parte del Santo Padre para el estudio de la posible renovación del proceso matrimonial canónico.
En  primer lugar, para los franciscanos es un motivo de gozo ver que en dicha comisión se encuentran dos hermanos OFM, uno el P. Nikolaus Schöch, defensor del vínculo adjunto al Tribunal de la Signatura apostólica y director, en su momento, de mi tesis doctoral y por otro lado el P. Jorge Horta Decano de la Facultad de Derecho Canónico de la Pontificia Universidad Antonianum de Roma, y también correlator de mi tesis, con lo cual ambos son muy conocidos y se de su sobrada pericia en estos campos.
Esta comisión tendrá la gran tarea de revisar un proceso canónico que se hace enfarragoso en determinados momentos y que no ayuda a la caridad y la justicia, no olvidemos que ambas cosas deben ir unidas en todo proceso matrimonial canónico.
No pienso decir lo que deben hacer, si bien desde mi experiencia en los Tribunales algo podría decir, pero considero que debo hacerme eco de las palabras que en el año 1999, con anterioridad a la publicación de la Instrucción Dignitas Connubii, publicó el entonces Vicario judicial de la archidiócesis de Santiago de Compostela, D. Manuel Calvo Tojo, en torno a la necesidad de una reforma del proceso. Ni que decir tiene que la Instrucción mencionada no dio la respuesta que se esperaba a dicha reforma.
Quisiera aclarar antes de continuar que evidentemente me apoyo en la experiencia conocida de los tribunales españoles, pero no me cabe duda que es muy semejante a la llevada a cabo en tribunales de otros países.
No cabe duda que la reforma se hace necesaria en aras de cuidar la protección de los derechos de los laicos en su deseo de subsanar una relación irregular en algunos casos, lo cual lleva a no poder alargar situaciones de duda e incertidumbre que no ayudan a la vivencia de la fe, y a alcanzar la salvación de sus almas. No olvidemos que dicha salvación es la razón del derecho (c. 1752).
Por ello, no sólo se requiere agilidad en las actuaciones sino sobre todo unos tribunales a nivel diocesano, compuestos por personas cualificadas, conocedoras del derecho y preparadas en la materia, cuidar esta preparación es una de las grandes tareas de los obispos en sus diócesis, y sobre todo cuidar que haya sacerdotes o religiosos dispuestos a recibir una formación adecuada.
Cuando los miembros de los tribunales estén bien formados se conseguirá que las interpretaciones que se hagan de la ley sean precisamente interpretaciones sobre la ley y no sobre cuestiones morales o reflexiones de afamados canonistas, que desvirtúan el sentido que tiene la ley que se ha de aplicar. Se facilitaría de esta forma el poder adquirir el grado de certeza moral y evitar el que se den ciertos abusos. De cara a evita dichos abusos se debería informar siempre a las partes de la posibilidad de recurrir a instancias superiores sea cual sea la sentencia emitida en el tribunal de primera instancia.
Hay circunstancias que hacen referencia a la cuestión económica que se deberían tener en cuenta como es el evitar hablar de la “condena a pagar las costas judiciales”, en estos procesos canónicos no podemos hablar de costas sino de tasas procesales, que en muchos casos son dispensadas de pagar conforme a la situación de las partes y no se puede hablar, como sucede en el foro civil de condena a pagar, pues no existe ninguna condena en este sentido en el foro canónico.
Se debería regular a nivel de conferencias episcopales todo lo que hace referencia a las cuestiones económicas que se deben aplicar en sus tribunales en función de utilizar los mismos criterios sobre todo en los casos de “patrocinio gratuito”.
Otra de las reformas que se debería realizar es la de retornar, al menos en los tribunales de primera instancia, a los jueces unipersonales. De esta manera se agilizarían los procesos. Debemos reconocer que la actualidad el tribunal formado por tres jueces se convierten en meros lectores y votantes con lo cual no intervienen de un modo directo en la causa. Al ser jueces unipersonales se reduciría trabajo y tiempo y cada uno se dedicaría plenamente a sus causas.
Sería un buen motivo de ahorro en el tiempo que dura el proceso, y casi podríamos decir lo mismo con la figura del defensor del vínculo, si bien, soy consciente de las mayores dificultades que está supresión llevaría consigo, pero no olvidemos que el presidente del tribunal ante la insidia o la falta de celeridad en las observaciones del defensor del vínculo tiene potestad para decidir que continúe el proceso  sin la actuación del defensor del vínculo en el desarrollo del mismo.
Pero la gran novedad en la reforma del proceso debe venir en acortar los distintos plazos que se dan para la actuación de las partes y de todos aquellos que intervienen en los procesos, sobre todo teniendo en cuenta los medios existentes en la actualidad para comunicarse. No es de recibo que en primera instancia estemos hablando de un año para la vista de una causa, perfectamente se podría reducir en seis meses, si bien siempre cabría las excepciones en caso de necesidad de ampliación, pero evitando que esa situación se la normal.
Dentro de la posibilidad de la reforma  se debería tener en cuenta la posibilidad de utilización de los procesos documentales para cualquier tipo de proceso. En la actualidad sólo se utilizan en los casos en que un impedimento no fuese dispensado y se hubiese llevado a cabo el matrimonio. Hay muchas causas en las que se podría utiliza dicho procedimiento teniendo en cuenta la agilidad procesal y las circunstancias que llevan a la práctica certeza de declara nulo un matrimonio.
En definitiva, mucho más me podría extender, pero como presentación de la necesidad de una verdadera reforma de los procesos matrimoniales considero suficiente debemos pensar que dicha reforma ha de ayudar a la salvación de las almas de aquellos que acuden a los tribunales con el deseo de regularizar su situación y a quienes la Iglesia como madre tiene la obligación de dar una respuesta ágil y certera en lo que se le solicita. En la sociedad que vivimos aquellos que acuden a los tribunales no lo hacen por capricho sino con el deseo de regularizar su vida de fe y poder ser acogidos plenamente por la madre Iglesia.

Es necesaria una reforma en profundidad del proceso y esperamos que por fin esta reforme llegue y sea útil para el ejercicio de los profesionales que actuamos en los tribunales.

domingo, 8 de junio de 2014

La Vida Consagrada o es alegría o no es nada

La revista Vida Religiosa ha publicado un comentario que realice a la carta de la Congregación de Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, hoy día de Pentecostés os invito a leerlo, en él insisto en la necesidad de revitalizar nuestras comunidades desde la alegría convencida de una vida entregada a Dios y testimonio de una vida orante y de servicio a los hombres de nuestro tiempo.
Para leerlo pincha en el siguiente enlace:
La Vida Consagrada o es alegría o no es nada

domingo, 18 de mayo de 2014

La Mujer hoy, en la Iglesia y la Sociedad

En está última semana he tenido la suerte de poder asistir a dos conferencias que giraban en torno a la mujer en nuestra sociedad. 
Una la impartida por Benigno Blanco, presidente nacional del Foro de la Familia, en el Instituto Teológico de Murcia OFM y otra este viernes pasado en Roma organizado por los estudiantes de la Facultad de Derecho Canónico de la Pontificia Universidad Antonianum de Roma, impartida por Constanza Miriano, periodista y escritora, en España conocida por la polémica suscitada por la edición de su libro “Cásate y se sumisa” que fue criticada y exaltada por muchos, bastantes de ellos posiblemente ni sepan de que color son las tapas del libro, es decir, críticos sin leer.
A pesar de lo que pueda parecer fueron dos conferencias distintas, una la realizada por alguien con alma de político donde a pesar de presentar con mucho detalle el anteproyecto de una nueva ley del aborto, que pensaba que se iba a respetar tenía que llegar a concluir que no sólo no se puede considerar una ley menos mala, sino que es mala de por sí porque toda ley que fomente el aborto y por tanto el asesinato de personas indefensas no deja de ser una ley abominable.
Sin embargo, desde su mentalidad de político, creía que el Estado puede y debe modificar las leyes para que la mujer se sienta defendida y avalada en su deseo de ser madre. Señalaba la necesidad de leyes que defiendan la maternidad, que permitan que la mujer pueda desarrollar su papel de madre y de mujer trabajadora. 
Todo ello lo decía con un énfasis casi convincente, si no fuese porque a la misma hora que estaba hablando el gobierno regional de una región española favorecía el despido de la mujer embarazada, frente a aquella que renunciaba a su maternidad por el trabajo.
No cabe duda que lo presentado por Benigno Blanco sería lo ideal, pero los estados y los sistemas económicos que mueven el mundo no están por la labor de considerar el valor de la familia como un valor determinante en nuestra sociedad y además capaz de construir a nuestra sociedad.
Por ello, la conferencia de Constanza, fue mucho más realista, entre otras cosas porque lo pronunció alguien que es madre de cuatro hijos y que trabaja y por tanto sabe de las dificultades de cada día para poder compaginar y llevar las dos realidades a buen puerto.
Ante la pregunta de cual era su consideración con lo dicho unos días antes por Benigno Blanco ella indicaba con toda claridad su poca confianza en las fuerzas políticas, aquí sólo sirve el apoyo personal, el sentirse al lado de la mujer embarazada y que aquellos que son jefes de las empresas entiendan de la necesidad de ayudar y facilitar dicha realización de la mujer. Los sistemas económicos que nos rigen no aceptan a la mujer que tiene hijos porque no la consideran un instrumento productivo.
Señalaba Constanza la necesidad por parte de la mujer, y que tanto mal le ha causado a la misma, de superar el victimismo de sentirse infravalorada. Se sabe que es real y que se ha dado en muchos momentos una situación de desigualdad, pero encerrarse en considerarse víctima hace que no se sea capaz de desarrollar las grandes virtudes y capacidades que tiene la mujer y que puede aportar al mundo laboral y eclesial. En definitiva se trata de caminar juntos en cercanía pero con la diversidad que hombre y mujer puede aportar.
Ella señalaba el gran daño que puede ocasionar las leyes de paridad, no se trata de que haya mujeres en puestos de poder para acallar bocas, se trata que haya mujeres capaces de desarrollar bien su trabajo y que puedan ocupar puestos de responsabilidad en los gobiernos y las empresas, y por que no, en la misma Iglesia al frente de algún Pontificio Consejo como puede ser el de la familia.
En definitiva las mujeres al frente de órganos de responsabilidad no por cumplir un expediente sino por estar bien preparadas.
Dos conferencias que nos presentan la necesidad de defender la mujer como madre, no podemos olvidar que ellas son las primeras evangelizadoras, porque enseñan a los hijos la fe antes que cualquier sacerdote o catequista y que muestran un rostro eclesial mas amable y cercano a las necesidades reales de los hombre, lo cual hace superar también los miedos a que la mujer este presente en la vida de la Iglesia, recordando que lo importante no es la mirada inquisidora de los hombre sino la mirada misericordiosa de Dios.

Ambos conferenciantes nos exhortaban a trabajar para que en nuestra sociedad fomentemos dicha maternidad “perdiendo” el tiempo con aquellas que se pueden sentir solas en el momento de afrontar la maternidad y apoyando a las asociaciones que trabajan en esta línea como bien puede ser Red Madre, para que podamos seguir considerando la maternidad y a la mujer que es madre como un don que construye la sociedad y a la Iglesia.

sábado, 26 de abril de 2014

Juan XXIII, un hombre de Dios


Mañana 27 de abril van a ser canonizados Juan XXIII y Juan Pablo II, como bien decía Navarro Vals en días pasados no se les hace santos, santos ya eran, lo que se hace es declarar su santidad.

Santidad que en Juan XXIII se ve reflejada en la sencillez de una vida entregada al servicio de la Iglesia, como si pasase por allí y no fuese con él. Humildad con la que le ha llegado esta declaración de su santidad. En estas horas previas a su canonización he leído y releído el llamado “Discurso a la luna”, en el que de un modo sencillo, como fue toda su vida de entrega a la Iglesia, nos recuerda en aquellos hombre y mujeres que llenaban la Plaza de San Pedro aquella noche de un 11 de octubre de 1962, sí sabemos lo que somos, si nos acordamos que somos cristianos.

Nos señalaba, con el cariño y ternura de un padre, que somos llamados a difundir la verdad y la paz cristianas, somos cristianos, esta es nuestra tarea, “id y anunciad el Evangelio” desde la humildad de quién sabe que está acompañado por Cristo.

Recordar que este anuncio debemos hacerlo recordando que somos hermanos y por tanto, miembros de una misma familia, cada uno con una misión, pero todos caminado en una misma dirección, iluminados por la luz de Cristo y queriendo ser fieles a Él que ha hecho tanto por nosotros.

Amemos y sintamos cerca a la Virgen nuestra Madre que nos muestra a su hijo, con la alegría de las familias cristianas, sed cristianos alegres gozosos de vuestros hijos, padres, amaos unos a otros, perdonaos, no seáis insensibles a las necesidades de los demás, caminar juntos, y que las dificultades del camino sean un motivo para esforzarnos juntos y superar las dificultades unidos.

Nos invitaba Juan XXIII en aquella noche a vivir la Fe, esperanza, caridad, amor de Dios, amor de hermanos, y desde esa plenitud de Amor ser capaces de llevar nuestra vida a ser constructores de paz y de bien, que las obras del bien inunden nuestras vidas cristianas.

Que nuestras palabras estén repletas de ternura, acojamos, abracemos, demos una caricia al hermano que llora pero siempre mostrando a Cristo que nos escucha y ayuda a continuar en nuestro camino.

Estas palabras solo nacen de un corazón lleno de Dios, de un terciario franciscano que escuchó a san Francisco de Asís y lo hizo vida. No, no se le hace santo, se declara una santidad vivida y entregada a Dios en el servicio de los hombres y mujeres de su tiempo.

sábado, 19 de abril de 2014

Feliz Pascua de Resurrección


Estimados amigos, con la ilusión del Resucitado quería felicitaros la Pascua de Resurrección. Quería encontrar algo nuevo que me ayudase a hablaros de lo que siento en la Resurrección y fue cuando una amiga me enseñó esta foto de sus hermanas y en ese momento al verla pensé: “aquí está la Resurrección”.

Sólo resucitamos si lo hacemos en familia, unidos los unos a los otros, sintiendo que, únicamente, desde y en la Iglesia es cómo podemos recibir el gozo de aquel que sufrió hasta el extremo por nosotros pero que resucitando nos llena de vida y sobre todo de esperanza.

Si me permitís, fijaros en la foto, la hermana mayor con cariño le da la mano a la pequeña y la guía, es la Iglesia que llena de confianza y esperanza a los pequeños y se dejan guiar porque ven ternura y misericordia en aquellos que ya han recorrido muchas veces el camino y están dispuestos a ayudarnos.

Y la hermana pequeña se deja guiar, se sabe bien acompañada, protegida, es la tradición de la Iglesia que nos anima a vivir nuestra fe. La fe de la Iglesia no es individualista, o es comunitaria o no es fe. Cristo no estuvo solo, siempre sentía la necesidad de acompañar, de enseñar. Además, resucita mostrándose a sus discípulos, a hombres y mujeres que dudan de todo lo que les dijo y a los que anima a superar los miedos, a abrir las puertas y ventanas de las casas y de las iglesias y anunciarlo.

Por eso, caminamos hacia la luz, fijaros en la foto, la luz del fondo de la calle, la calle no es muy bonita, es gris y sucia - los que conocemos Murcia sabemos que no es la mejor calle de la ciudad- pero eso no les impide a las hermanas andar hacia la luz y con su paso iluminar con la alegría del Amor los lugares por los que van pasando.

Y al final de la calle la luz, la Resurrección. Dios nos invita a anunciar este momento de gozo enorme a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, abrir vuestros corazones, salir a la calle, dialogar con aquellos que no creen, con aquellos que las circunstancias o ejemplos de poca misericordia hizo que se alejasen del Resucitado y de su Iglesia.
Esta es la gran tarea que tenemos en la Resurrección, sed testigos con vuestra vida y, si hiciera falta, con palabras (como nos decía san Francisco de Asís),  del Amor del Resucitado.

Amigos Feliz Pascua de Resurrección.

viernes, 18 de abril de 2014

Alma de Cristo


Anima Christi, sanctifica me.
Corpus Christi, salva me.
Sanguis Christi, inebria me.
Aqua lateris Christi, lava me.
Passio Christi, conforta me.
O bone Jesu, exaudi me.
Intra tua vulnera absconde me.
Ne permittas me separari a te.
Ab hoste maligno defende me.
In hora mortis meae voca me.
Et iube me venire ad te,
Ut cum Sanctis tuis laudem te.
In saecula saeculorum.
Amen

viernes, 14 de marzo de 2014

Cuaresma en Roma

De nuevo en Roma, ahora en tiempo de Cuaresma y el Papa Francisco presente en todas partes, vamos me refiero a librerías, puestos de venta de cacharrería para turistas, carteles en las calles y en la Iglesia, no hay que olvidar que aquí en Italia y en Roma de un modo especial aunque sean de izquierdas “dan gracias a Dios" por que el Papa se encuentre entre ellos.

Dicho lo anterior podríamos pensar que no hay tiempo de Cuaresma en Roma sin embargo yo quiero hablaros de la Cuaresma desde el Trastevere y veréis para hablados de la Cuaresma me voy a servir de algo que el otro día alguien me comentaba.

Con mucho acierto decía que sólo se puede vivir este tiempo de conversión si somos capaces de desconectar de nuestra vida de cada día, si llegado el momento aprendemos a dejar un poco de lado los afanes, las angustias, lo que nos separa de la gente que queremos y con la que convivimos, desconectar para mirar con nuevos ojos y dejar que la mirada se llene de luz. Desconectar es mirar con los ojos del presente del día que vivimos sin agobiarnos por el pasado ni ahogarnos por el futuro.

Esta desconexión nos debe conducir a la serenidad, no al nihilismo y olvidarnos de lo que pasa a nuestro alrededor, sino de valorar las cosas y sobre todo las personas desde lo que son e importan en cada momento de nuestra vida, con sus sufrimientos, pero también sus alegrías, sólo si aprendemos a respirar seremos capaces de amar.

Y el tercer paso al que me invitaba era a la soledad, buscar el silencio en nuestro interior, vivimos un tiempo que incluso el que reza no sabe acallar sus palabras y poner los oídos atentos a la Palabra de Dios, hay mucho rumor en torno a nosotros, nos da miedo la soledad, y es verdad que la soledad es mala, pero la soledad del abandono del que se vacía para llenarse, del que pide perdón para recibir el perdón del otro, ese instante de soledad es el momento más hermoso de la vida.


Y estos tres momentos vienen a reunirse en dos momentos vitales el primero es amar y perdonar, y tan importante como el anterior se trata de pedir perdón y sentir el amor del que nos perdona, son los únicos momentos posibles para que la conversión de la Cuaresma se haga posible y también en medio del bullicio trasteverino se puede vivir la conversión y la cuaresma porque sobre todo en cualquier lugar  se puede sentir la misericordia del Padre que nos acoge sin importarle nuestros errores. Feliz Cuaresma.

martes, 4 de marzo de 2014

Presentación de la XXVII Jornadas de Teología

A lo largo de esta semana estamos celebrando en el Instituto Teológico de Murcia las XXVII Jornadas de Teología con el tema LA FE DE LA IGLESIA, retomamos el año de la Fe que no puede olvidarse sino que debe ser una continuidad en nuestra vida de cristianos.
Para ello hemos tomado los artículos del Credo y con importantes teólogos del panorama nacional e internacional hemos planteado unas Jornadas que nos ayuden a la reflexión y desde ella al diálogo con nuestra sociedad.
Las ponencias se desarrollan en el Salón de Actos del Instituto Teológico de Murcia OFM a las 7 de la tarde.
En la web del ITM se puede seguir toda la información de las Jornadas, en nuestra revista Carthaginensia publicaremos las conferencias, y en nuestro canal de YouTube subiremos los videos de las mismas.
De momento os dejo la presentación de las Jornadas que ayer hizo el Director del Instituto Teológico:

https://soundcloud.com/dacasale67/palabras-de-presentaci-n-de

Contamos con vuestra presencia

domingo, 23 de febrero de 2014

Sed perfectos como vuestro Padre es perfecto


El evangelio de este VII domingo del tiempo ordinario me invita a una pequeña reflexión acerca de la situación que está viviendo nuestro mundo de falta de perdón y de reconciliación entre hermanos.

Cuando uno ve las calles de Kiev, Caracas, Nantes, y ve los enfrentamientos entre hermanos, únicamente con el deseo de alcanzar el poder, y sobre todo ve que las masas de pueblo que salen a las calles son alentadas por burócratas y fatuos pensadores que nunca pisan las calles sino que se quedan sentados en sus sillones o tras sus mensajes de ordenador, entonces pienso algo está fallando en nuestra gente, cuando muere el inocente que lucha por la libertad y el que se alcanzará con el poder no se mancha la camisa.

Y entonces me viene a la retina la imagen de tres sacerdotes cristianos en medio del fragor de la batalla pidiendo la reconciliación entre los hermanos, veo al sacerdote que confiesa a un hombre por haber golpeado, si no algo más, a su hermano. Y pienso que en esas instantáneas se hace realidad el “Sed perfectos como vuestro Padre es perfecto”.

Pienso que realmente hay hombres y mujeres cristianos que hacen realidad el mensaje de reconciliación, y no sólo en lejanos países, sino también en nuestras ciudades y calles, porque algo de la perfección del Padre ya tienen esas mujeres que ayudan a otras mujeres a dar a luz en medio de muchas y graves dificultades, o aquel que da trabajo y dignidad a quién la perdió desde la pequeña empresa familiar que él tiene, e incluso el que lucha por evitar el desahucio de una familia y a partir de ese momento le ayuda a recobrar la dignidad de persona, y el guardia civil que acoge al emigrante que llega explotado por las mafias y le da una manta y un vaso de caldo.

Muchos de ellos sin darse cuenta lo hacen por que aprendieron de pequeños que ayudar a los demás es un acto de amor y un paso a ser como el Padre. Eso no es otra cosa que la Justicia social que proclama la Doctrina Social de la Iglesia. El que perdona ama y el que ama ve a Cristo en el hermano.

domingo, 2 de febrero de 2014

Vida Consagrada


“Y si quiero ser monja porque el mundo se pone en mi contra, mis compañeras de estudio me dicen que estoy loca y mi familia me dice que me han comido la sesera. Y lo más raro es que pertenezco a una familia cristiana que vive su fe y estudio en un Centro Universitario con un ideario católico.”
Con estas palabras se me acercaba una joven llena de ilusión por responder a la llamada de Dios, hablando con ella fui descubriendo que su deseo no era transformar el mundo con obras ni gastarse toda una vida en orar por el bien del mundo, lo único que deseaba era ser capaz de responder a la llamada de Dios y siendo generosa renunciar a todo por esa bondad que Dios tenía con ella.
En este día de la Vida Consagrada me viene a la cabeza este recuerdo porque esta forma de Vida en la Iglesia en los tiempos que vivimos es la gran desconocida. Ahora la respuesta a Dios está en pertenecer a los nuevos movimientos eclesiales que van a cambiar el mundo llevando la presencia de Dios en la sociedad y la Iglesia.
Pero la Vida Consagrada va mucho más allá, como decía aquella joven, no se trata de cambiar el mundo sino de ser fiel a lo que Dios quiere de nosotros, Él marcará nuestro caminar y nosotros hemos de atrevernos a andar ese camino dejándonos hacer y llevar por Dios para que Él pueda ir saludando a los hombres y mujeres de nuestro tiempo con los que nos crucemos en nuestro caminar, y no sólo desde la tarea asistencial o educativa sino también desde la vida contemplativa que hace de la presencia y el crecimiento de Dios dentro de las personas lo primero de la vida de entrega.
La Vida Consagrada es Iglesia y como tal obra de Dios, y los consagrados tenemos la ingente tarea de llenarnos de Él y al final de nuestros días poder darle las gracias porque lo hemos tenido en nuestros brazos y se lo hemos mostrado con alegría a los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

sábado, 25 de enero de 2014

Y el Papa Francisco habló al Tribunal de la Rota



El día 24 de enero el Papa Francisco se encontró con los miembros del Tribunal de la Rota Romana y leyó su discurso anual, que es el primero  que dirige a este Tribunal, el presente Pontífice.

Leyendo y releyendo el discurso, me reafirmo cada día con más fuerza en que este Papa no dice nada nuevo, lo nuevo es la vida que da a las palabras que dice, palabras ya existían en la Iglesia desde el Concilio Vaticano II que se reafirmaron con el nuevo Código de Derecho Canónico y que quedaron únicamente en la mente y exposición de algunos profesores de derecho pero perdidas para la mayoría, que no todos, de los miembros de tribunales eclesiásticos.

El Para recuerda en primer lugar que la dimensión jurídica y pastoral del derecho deben caminar unidas, a lo largo de los años se pasó de entender la moral, la pastoral, el derecho y la teología como campos interrelacionados y necesarios para comprender el ser de la Iglesia, a separarlos cada uno de ellos y pretender que todos tienen razón de ser sin  necesidad de mezclarse y observando con mirada torva a las demás ciencias por si nos quitan protagonismo al entrometerse en nuestro campo de reflexión.

La necesidad de unir la dimensión pastoral y la jurídica es uno de los caminos importantes que harán que el ministerio judicial sea realizado en el deseo de conseguir el bien de los fieles y conseguir que el derecho en la Iglesia se comprenda como elemento necesario en la construcción de la comunidad.

El segundo punto importante del que nos habla el Papa Francisco es el espíritu de servicio. No vayamos a decir que es nuevo, desde siempre el ministerio en la Iglesia tiene en el servicio a los demás la razón primera de su ser eclesial, y no olvidemos que el servicio debe tener como meta la caridad, mostrar el amor de Dios desde la comprensión con aquellos que se acercan a los tribunales en busca no de una vara que los conduzca sino de una palabra de aliento que les recuerde que en la Iglesia tienen su casa y donde son bien recibidos.
Por ello la necesidad de ser pastores que cuidan  las ovejas y las conocen y saben de sus dolores y sufrimientos y le dan el mimo necesario para que curen sus heridas. El derecho no es una fórmula matemática que se aplica sin más, son leyes que tienen en cuenta a cada persona  en su propia situación iguales en dignidad pero diferentes unas de otras.

Por último recuerda el papa que quienes trabajamos en los tribunales no debemos olvidar que todo lo anterior debe ir unido a la escrupulosidad en las decisiones tomadas. Las cuales se administrarán con benevolencia pero con el fin de alcanzar la justicia, justicia que empieza en la agilidad en la tramitación de las causas, no retenerlas sin sentido y sobre todo fundamentadas en la búsqueda de la verdad que debe ir unida a la bondad y la firmeza en la sentencia dictada.

Discurso completo del Santo Padre al Tribunal