miércoles, 21 de abril de 2010

Mártires por su fe


Ayer pudimos disfrutar el Instituto Teológico de Murcia OFM de la presentación del libro “Mártires por su fe” escrito por Jesús Bastante. El autor nos presentó la obra y la razón de ser de la misma, que no es otra, que recordar que el cristiano tiene como objetivo principal el de mostrar en su vida y en el momento de la muerte el amor que Cristo nos tiene.
El salón de actos del centro estaba lleno y eso dio pie a diálogo con el autor muy interesante. Entre las cuales, como no podía ser de otra manera el pensar si la obra era una respuesta a la ley de memoria histórica. Queda claro para el autor y se ve en libro prologado en dos de sus capítulos por ponentes de la susodicha ley que no es ese el fin de la obra, sino el de recordar que la sociedad se construye desde el esfuerzo y la convivencia pacífica, desde el reconocimiento de los errores, pero sobre todo desde el testimonio de personas, familiares de los mártires, que a pesar del sufrimiento, perdonaron con su vida y levantaron una sociedad española desde el perdón y el amor que sus familiares mártires les enseñaron en la vida y en el momento de la muerte.
Para los cristianos es, como indica D. Ricardo Blázquez en el prólogo general de la obra, el recordar que los mártires aparecen en un momento de turbulencia de enfrentamiento entre hermanos y sobre todo en un momento en que la sociedad pierde todo lo que la une para volcarse en los odios y sinsentidos. Los mártires están desde siempre en la Iglesia hace dos mil años, hace setenta y actualmente en los cristianos perseguidos en los países musulmanes y a los que se les arrebata su vida por el hecho de ser cristianos (hace unas semanas mataban a un matrimonio en Paquistán con sus hijos en su propia casa), y en cada caso no es sino el reflejo del que muere por amar la vida y a Cristo, perdonando y no queriendo el mal para quien se lo está infligiendo.
El testimonio de los mártires fortalece la fe de los cristianos e invita a seguirlos, es un momento importante para revitalizar nuestra presencia y sentido de estar en la iglesia.
Como indicó un señor en el diálogo, lo bueno de este libro es que el autor escribe de un modo ágil, sin odios ni rencores, pero tampoco desde la distancia del que relata algo que no le afecta. Escribe desde su ser cristiano y quien reconoce que el amor y el perdón van unidos y muchos hermanos han dejado sus vidas para enseñarlo.
En definitiva es un libro al que aconsejo su lectura, que no dejará a nadie indiferente y que para el ITM fue un momento de alegría no sólo contar con la presencia del autor, un amigo, sino además con el de las personas que llenaban el salón y que siguieron la presentación con vivo interés.

sábado, 17 de abril de 2010

Encuentro Franciscano de Familias


En un tiempo en el que todo parece indicar que la familia no se encuentra en su mejor momento, y sobre todo aparece una sombra de zozobra en el futuro de la sociedad ante los jóvenes que se están formando. Sin embargo este fin de semana hemos celebrado en nuestro convento de Santa Catalina del Monte en Murcia el V Encuentro Franciscano de Familias.
En él se han reunido familias venidas de Murcia, Alicante y Albacete en torno al Cristo de San Damián. Ha sido un día de familia donde la formación estuvo destinada no sólo a los padres, sino también a los hijos, porque la familia son todos sus miembros desde los más pequeños con los que apenas se podía llegar a jugar y con los más mayores con los que se les podía invitar a una reflexión de lo que significa Cristo y San Francisco en la vida de la Iglesia y sobre todo el papel que las familias pueden aportar dentro de la pastoral eclesial franciscana.
A nadie se le ocurra decir que estas familias no tengan sus dificultades como las demás familias de nuestra sociedad, algunos de ellos se encuentran con el paro, la dificultad de los hijos en la adolescencia y en algunos casos, las dificultades propias de las convivencias de los esposos. Pero si les diferencia en algo es que son y se sienten iglesia, viven su fe compartiéndola con familias como ellos que sienten el espíritu franciscano, quizás porque los religiosos que les acompañan son franciscanos, sin tener que preocuparse del nombre de su grupo, simplemente son Iglesia.
En este ámbito cabe también una palabra vocacional, no debemos olvidar que la vocación, ya sea a la vida religiosa o al matrimonio hay que empezar a construirlo desde la infancia y sobre todo cuando se ven a los padres que comparten un día con ellos, y a unos jóvenes religiosos que corren con ellos y les invitan a rezar con el gozo de sentirse satisfechos de una vocación. El participar en la eucaristía como centro de la vida eclesial, la familia completa con los religiosos muestra el sentido eclesial que el Santo de Asís siempre quiso invitar a vivir
Ha sido un día alegre, como no podía ser de otra manera en una celebración franciscana, pero también un día de reflexión de cara a valorar el papel de las familias en la Iglesia que saben aprovechar estas jornadas con los hijos y con la Orden franciscana.

lunes, 5 de abril de 2010

Mujeres en la Vida de Cristo


Son muchas las mujeres que se encuentra Jesús en su caminar y junto a ellas vive su historia personal donde los momentos de dolor que están pasando son tanto físicos como psíquicos, por ello se engrandece aun más si cabe la presencia de ellas a lo largo del camino del calvario y su presencia reveladora tanto a los pies de la cruz como en el momento de la Resurrección, no en vano es a ellas las primeras a las que se les anuncia la Resurrección.
La presentación de estas mujeres se inicia con la mujer que lo unge en Betania (Mateo 26, 10-11) donde nos muestra que en el anonimato de ella se encierra toda una obra de misericordia y de entrega. Esta unción que anuncia su muerte le lleva también a alcanzar la paz del que recibe el sacramento de la unción, ante la soledad de la enfermedad y la muerte el ungido alcanza la paz. Cada presentación de las mujeres concluye con unas breves cuestiones que nos invitan, no sólo a ver o que ellas hicieron sino sobre todo a reflexionar como vivir en nuestro días estas acciones
Entre las mujeres se encuentran no sólo las anónimas sino María la mujer de Cleofás, la madre de Santiago y José, Salomé, la mujer sorprendida en adulterio, etc. Concluye como no puede ser de otra manera con la Madre de Jesús. Ella que queda confundida cuando el Ángel le anuncia que va a ser la madre de Jesús, continúa en ese estado emocional incluso en el momento de la muerte en cruz, ¿acaso alguna madre entiende la muerte del hijo?. Sin embargo, no cabe duda, como nos indica la autora que ella sí entiende la misión que se le encarga mediante la oración y el servicio para ser fuente de vida y alegría a los cristianos.
Es un libro para aprovecharlo de un modo especial en el tiempo cuaresmal y de Semana Santa, pero no cabe duda que a lo largo de todo el año al releer los evangelios nos encontramos con estas mujeres y no lejanas a nuestra propia vida nos pueden ayudar a vivir en la presencia de Cristo. Como la dedicación que la autora da a su libro este libro es especialmente para las madres y mujeres de vida consagrada, como auténticas “mujeres de la pasión”.

LAS MUJERES DE LA PASIÓN
Kathleen Murphy
Ed. San Pablo
Madrid 2010

viernes, 2 de abril de 2010

Viernes de Pasión en la Iglesia


Si a lo largo del año los católicos nos encontramos con un día negro, triste lleno de sin sentido, no cabe duda que estamos en Viernes Santo. Todo en este día nos invita al silencio, a la contemplación a preguntarnos como se ha podido llegar a este momento tan negro en la vida eclesial, a desear estar debajo de la lápida y no atrevernos ni a sacar la cabeza.
Sin embargo, como cristianos que somos no podemos permitirnos agachar la cabeza y no mirar al frente. La Iglesia no cabe duda necesita este tiempo de purificación y penitencia para reafirmarse en medio del mundo y recordar que Cristo muere en la cruz, no por deseo de sufrir sino para mostrar el Amor misericordioso del Padre.
Un Amor con mayúsculas que la Iglesia ha mostrado, muestra, y mostrará gracias a la tarea ingente de muchas religiosas, religiosos, sacerdotes, y fieles cristianos que en sus familias viven desde la confianza en Jesús, y no dudan en entregar su tiempo para que muchos, que de otra forma estarían abandonados, se sientan acompañados en su dolor en su sufrimiento.
No hay derecho que a toda la Iglesia se la condene, por el pecado y la traición de unos cuantos, muy pocos, pero acaso hubo derecho a la condena que se le dio a Cristo a morir en la cruz. También fueron contra Él, no improvisando, sino con una campaña muy bien organizada como sucede ahora, y también a él lo entregaron y negaron algunos de los suyos, como ha pasado ahora.
Pero en Él los cristianos debemos fijarnos en estos días, y a la par pensar en su resurrección, resurrección que para muchos de Haití y Chile les está llegando gracias a los proyectos de restauración y nuevas viviendas que está afrontando la Iglesia desde diversas instituciones al margen de las entidades “oficiales” que están resultando excesivamente lentas a la hora de alcanzar resultados efectivos.
Quizás algunos tratan de aprovecharse y piensen que Viernes Santo va a ser todo el año y busquen hacer una Ley de Libertad Religiosa, que sea de todo menos igualitaria y que a la primera que pretenda acallar sea a la misma Iglesia, pensando que ahora está de penitencia y no va a decir nada, pero se equivocan, que nadie dude que los católicos ante la adversidad, la negación, la traición se responde con la fe, la confianza, el crecerse en la adversidad.
Tras un tiempo de purificación y penitencia, necesario para la Iglesia y quienes la formamos, Ella tornará a anunciar con convicción el mensaje liberador y salvador de Cristo, de tal manera que vuelva a brillar el Domingo de Resurrección llenando de sentido y plenitud, todo aquello que el dolor y la inmundicia ha oscurecido en estos días al tratar de cambiar el verdadero sentido del Amor de Dios. Si la Iglesia quiere, si los cristianos queremos la Luz Pascual volverá a iluminar el camino.

Publicado en Religión Digital (2-IV-2010)