miércoles, 20 de noviembre de 2013

Y el sucesor vino de Galicia




Estimados lectores les voy a contar una historia que si saliese en cualquier otro blog de información católica tendría una gran repercusión pero que contado en este humilde blog franciscano se queda como un relato breve.

A estas alturas a nadie le debe sorprender la inquietud existente en el episcopado español ante los cambios que se anuncian próximamente en las dos sedes españolas más importantes, por el número de católicos que no por historia. Y a nadie le sorprende que el cambio no se haya producido ya toda vez que es difícil elegir a un sucesor dentro del resto del episcopado español.

En medio de todo este ir y venir de rumores el lunes dio comienzo la Asamblea Plenaria del episcopado español y no ha pasado desapercibido el movimiento de obispos visitando a otros hermanos en el episcopado valorando las decisiones a tomar.

Tras estos preámbulos comienza el relato breve: el Papa Francisco se ve en la necesidad de nombrar arzobispo para la diócesis de Madrid, y muchos nombres salen a la palestra, pero mirando las entretelas uno descubre que hay un arzobispo recientemente nombrado para un secretaría de Congregación, con experiencia de gobierno, y hombre de confianza del Papa Francisco y recomendado por su antecesor el Papa Benedicto XVI, del que curiosamente nadie habla.

Dicho arzobispo, a la sazón religioso también, es de la misma tierra que el Cardenal Rouco y por lo tanto la Archidiócesis de Madrid continuará con el acento gallego pero con las vestimentas que el Papa Francisco quiere para la Iglesia. Además observamos que un diario nacional pero muy asentado en Madrid el domingo previo a la celebración de la Asamblea Plenaria del episcopado le dedica cuatro hojas, al menos curioso.

Si así fuese nos encontraríamos que las dos grandes diócesis españolas estarían regidas por dos religiosos: un jesuita y un franciscano. En ambos casos con una íntima conexión con Roma y la capacidad de ser Padres, Pastores y Maestros en unas diócesis y una Iglesia necesitada, no de revoluciones, pero sí de actualizaciones y con la necesidad de recuperar el espacio perdido en la sociedad española.

Como digo es un relato breve pero, no nos invita la lotería a soñar, pues soñemos que quien sueña vuela.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Mártir del Pueblo


Hoy día de todos los Santos, hacemos memoria del martirio del P. Augusto Ramírez, hijo de la Provincia Franciscana de Cartagena y de la Custodia del Santísimo Nombre de Jesús, en la actualidad Provincia Franciscana de Guadalupe en Centroamérica.
Esta es su biografía y oremos para que le veamos pronto en los altares junto a Mons. Romero.

Nace en Guatemala, el 5 de noviembre de 1937. Es ordenado sacerdote en Teruel, España, el 18 de junio de 1967, es asesinado el 7 noviembre de 1983, en la ciudad de Guatemala. Nadie imaginaba que Fray Augusto Rafael Ramírez Monasterio, hijo menor de nueve hermanos, llegara a ser un testigo fiel de la fe.

Su vida era más bien escondida, dedicada al estudio y a la formación de los frailes franciscanos. Al final, fue párroco de San Francisco el Grande, en Antigua Guatemala. La pregunta lógica es ¿porqué lo mataron? El Padre Augusto, como lo llamaban todos, era un fraile franciscano dedicado al servicio de los pobres y necesitados.

La vocación sacerdotal la vivía intensamente en la celebración de la Eucaristía, la experiencia diaria de oración y una devoción particular a la Virgen María. Trabajó incansablemente por las vocaciones franciscanas, en su paso por los distintos destinos que tuvo y apoyó las casas de formación por las que pasó. La razón de su muerte se encuentra en su trabajo pastoral con los jóvenes, especialmente en la formación de los valores cristianos de compromiso y proyección hacia la comunidad.

A lo largo de su vida trabajó por los jóvenes en grupos juveniles, deportes, coro, etc. Por su espíritu amigable cautivó la simpatía de numerosos jóvenes que buscaban su consejo y asesoría espiritual; fue su amigo, director espiritual y confesor. En el mes de junio de 1983 el gobierno de facto del general Efraín Ríos Montt, emite el decreto de amnistía para las personas que estuvieran involucradas en actividades subversivas. Para ello tenían que presentarse a las Gobernaciones departamentales, a la Cruz Roja, Municipalidades, a la Iglesia Católica o a las iglesias evangélicas. Siendo el superior de la Iglesia de San Francisco en Antigua Guatemala, mientras cumplía su misión sacerdotal en el confesionario, se acerca un campesino, vinculado con la guerrilla, pidiéndole ayuda para acogerse a la amnistía y retornar a su ciudadanía legal.

Para cumplir la solicitud que le fuera presentada por el campesino y para protegerlo, el P. Augusto acude al Gobernador Departamental de Sacatepéquez, para que la entrega de esta persona se hiciera en la misma Gobernación. Para ello, le fue requerida la cédula de vecindad del interesado. Dado que no contaba con este documento, el P. Augusto lo acompañó al cercano municipio de Parramos para obtenerla. En dicha municipalidad le fue denegada la cédula al campesino. Y la razón era porque el ejército lo buscaba dado que era militante de la guerrilla, por lo cual tanto el campesino como Fray Augusto fueron conducidos a la Policía Nacional del lugar.

Fray Augusto explicó el propósito que les llevó a esa municipalidad, que era acogerse a la amnistía y que ya en la Gobernación de Antigua estaban enterados del trámite y existía el acta de amnistía. Haciendo oídos sordos a las explicaciones de Fray Augusto, fueron conducidos al destacamento militar, donde fueron detenidos ilegalmente, y el padre maltratado, torturado, exigiéndole decir lo que el campesino le había dicho en confesión. Al negarse Fray Augusto, le quemaron las manos con cigarros encendidos y continuaron torturándolo. En la madrugada del día siguiente, lo dejaron libre, así mismo a los acólitos que lo acompañaban, no así el campesino.

Luego fue víctima de amenazas de muerte por la vía telefónica, e incluso le indicaban que abandonara el país. El 5 de noviembre de 1983 le celebraron su cumpleaños. Dos días después, el lunes 7 de noviembre, después de haber visitado a su familia, aproximadamente a las 17:30 horas, saliendo de la casa de su hermana que vivía en la zona 1, se perdió la pista de sus pasos.

Se supone, por la práctica común en esos tiempos, que fue interceptado por individuos que lo condujeron a un lugar desconocido. No se supo nada de su paradero hasta las 4 de la tarde del día siguiente, 8 de noviembre, cuando fue encontrado su cadáver en la morgue, donde fue reconocido su cadáver que había sido recogido en el Anillo Periférico. Al día siguiente se leía en el diario Prensa Libre: “Un muerto y un herido en tiroteo en el periférico”. El 17 de mayo de 2006, el postulador de la causa entregó a Su Eminencia el Cardenal Rodolfo Quezada Toruño, Arzobispo de Santiago en Guatemala, la petición para que fuera instruida su causa de canonización.