miércoles, 26 de mayo de 2010

Iglesia perseguida


Estos días he tenido la suerte de poder encontrarme con hermanos de países donde ser católico es todo un reto, donde la Iglesia es perseguida en el pleno sentido de la palabra, donde enviar un correo-e es casi constitutivo de delito. Sin embargo, y a pesar de todo ello lo más enriquecedor de encontrarse con ellos es la fe que tienen.
Estos hermanos se sienten Iglesia católica y viven su ser franciscano, desde el carisma de estar con los sencillos del pueblo de Dios y compartir con ellos su fe. Son una Iglesia muy bien organizada, donde el papel de la familia es fundamental para entender la necesidad de esa organización.
En estos días nos ha llegado la noticia de cómo la Iglesia de Cuba con su cardenal Jaime Ortega, era recibido por el dictador cubano y se atisbaba un acercamiento que beneficiaría a los presos en cárceles cubanas por delitos de pensamiento. Que a nadie se le ocurra que el comunismo va a desaparecer de la isla, tampoco eso es lo que pretende la Iglesia cubana, pero sí que se respete la vida de aquellos presos que tan difíciles momentos están viviendo. Desde luego que es muy posible que lo consiga la Iglesia.
Esa libertad que ni siquiera los grandes políticos han conseguido para estas gentes a los que se les ha llegado a tildar de delincuentes comunes, lo pueden alcanzar la jerarquía católica, esa Iglesia que los políticos y los “estómagos agradecidos” del sindicato de la ceja de nuestra nación están mancillando por el delito de unos cuantos, muy pocos por cierto, y con lo que pretenden conseguir desviar la atención de una crisis que está hundiendo al país y ante la que ellos no han sabido reaccionar a tiempo.
La Iglesia perseguida siempre es una Iglesia que sale fortalecida de la adversidad, que siente con fuerza su fe y la sabe vivir, para los católicos europeos son un testimonio al que dirigir nuestras miradas, para recuperar la necesidad de la organización y del orden como reflejo de una vida interior plena de Dios.

sábado, 15 de mayo de 2010

¿Donde están los cristianos socialistas?


Si bien este blog nació para comentar noticias de interés cristiano y franciscano, la situación que está viviendo la sociedad española no me permite obviar la realidad y denunciar que estamos en una nación con casi cinco millones de parados, donde lo más triste de los recortes dados por el decretazo del gobierno socialista no se encuentra en la reducción del sueldo de los funcionarios y la congelación de las pensiones, que ya es bastante triste, para nuestros mayores que han trabajado toda su vida para que nosotros tengamos el actual nivel de vida que nuestros gobernantes han dilapidado.
Lo verdaderamente triste es que hay dinero para fomentar las clínicas abortivas pero las ayudas a la familia han desaparecido. Nos encontramos con que las ayudas a las madres por tener hijos desaparecen y no sólo se elimina el mal llamado “cheque bebé” sino que se eliminan todo tipo de ayudas para que las mujeres que trabajan tengan la posibilidad de mantener su trabajo si se quedan embarazadas.
Desaparecen las ayudas a las familias con enfermos que necesitan de las ayudas de dependencia con la que se posibilitaba el acompañamiento y ayuda para levantar a muchos enfermos sin posibilidades económicas.
Desaparecen las ayudas y subvenciones a los Centros de Orientación Familiar que acompañan a las familias más desfavorecidas en la superación de sus conflictos. Ahora bien sí se mantiene un ministerio de equívoca igualdad, que destruye la familia y genera mayor desempleo al obligar a las empresas a no elegir a quien vale sino a quien le permite mantener el cupo de “igualdad”.
Y ante todo este desorden, yo me pregunto ¿Dónde están los cristianos socialistas?, a lo mejor están en los sindicatos que no ayudan al obrero y van a pedir permiso al gobernante para hacer una huelga general. Esos cristianos socialistas que parece que sólo saben defender al político que tiene muchas tierras de viñedos, edificios en el centro de la capital, es posible que obtenidos con su dinero, pero que genera muchas dudas sobre todo en la bendita tierra de la Mancha.
Vivimos un tiempo que se necesita testimonio, no sólo criticar a la jerarquía eclesiástica, ahora es tiempo que el cristiano denuncie la injusticia social de un gobierno que sólo sabe crear parados y desatiende a las familias al favorecer el aborto y la eutanasia encubierta, donde están los cristianos comprometidos con el trabajador, ojalá que no estén esperando el permiso del político para denunciar la triste situación que está viviendo la sociedad española.
Ahora es tiempo de recordar que es Cáritas y otras muchas asociaciones católicas llevadas por religiosos los que están dando de comer a muchos parados, y a la vez generando empleo. Por eso es más denigrante todavía que se ataque a la Iglesia para despistar al personal de los problemas que estamos viviendo. Es tiempo de testimonio y denuncia, y los cristianos, sin apellidos, debemos estar presentes en nuestra sociedad.

sábado, 8 de mayo de 2010

50 años de sacerdocio franciscano

Vivimos un año un tanto particular, este del año sacerdotal, por un lado se busca el reconocimiento del sacerdocio, como ministerio y en consecuencia servicio a la Iglesia, Cuerpo de Cristo. Por otro, este año también han saltado a la opinión pública el pecado y delito de algunos miembros de la Iglesia, que por ciertos grupos de presión han tratado de manipular como defecto de toda la Iglesia y por tanto desvalorización del ministerio sacerdotal, de la vida religiosa, utilizando como chivo expiatorio la figura del Papa, que no cabe duda alguna de su valentía y su claridad de actuación a la hora de afrontar esta difícil situación.
Por todo ello en tiempos recios como los que vivimos, se hace mucho más grandioso el celebrar el cincuenta aniversario de ordenación sacerdotal dentro de la Orden franciscana de un hermano. El P. Pedro Ruiz Verdú celebra este sábado 8 con el gozo de sentirse acompañados de sus hermanos de religión y de sangre el sí a un ministerio dentro de su ser franciscano, como sacerdote.
En estos cincuenta años el P. Pedro siempre ha estado al servicio de la Provincia Franciscana de Cartagena, muchos años como Secretario provincial, en las parroquias y en las comunidades de Albacete, Lorca, Alicante y ahora en Santa Ana de Jumilla. En todas ellas haciendo que su trabajo fuese de servicio y atención a los fieles que se acercaban a nuestras comunidades. Si bien siempre le quedará la espina de no haber podido realizar su gran deseo de misionero en África y que unas fiebres al poco de llegar a aquellas tierras le hicieron volver y renunciar a la ilusión de dedicar su vida franciscana a aquellas gentes.
Los que hemos sido alumnos suyos en el Instituto Teológico no olvidamos sus clases de sacramentología y algo que le ha destacado en su vida como profesor pero también como sacerdote franciscano, es su devoción a la Trinidad. El Misterio de Dios es su gran asignatura que todavía imparte como profesor emérito, y que continuamente actualizado, imparte como profesor que no sólo le interesa que se aprendan conocimientos, sino que éstos sirvan para la vida cotidiana.
Ante una vida de servicio a la Iglesia como es la del P. Pedro, no cabe sino reírse de los que pretenden que el sacerdocio y la vocación franciscana no tienen sentido y deberían arrinconarse en las sacristías. Estos cincuenta años son un ejemplo y un testimonio para los jóvenes que inician su vida en la Orden franciscana o en el ministerio sacerdotal, para saber que el servicio es reflejo de la presencia real de Cristo en medio del mundo, y esta es la gran tarea que se nos pide en nuestra vida.
P. Pedro muchas felicidades, que siga muchos años mostrando con su testimonio que se puede ser sacerdote franciscano siendo fiel a lo que Dios quiere de cada uno de nosotros.

sábado, 1 de mayo de 2010

Pablo VI. El coraje de la modernidad


Nuestra revista Iglesia Hoy no quiere permanecer ajena a la situación que actualmente se vive en la sociedad en torno al Papa Benedicto XVI, ello nos lleva a valorar al sucesor de Pedro, tanto por lo que él como por quienes le han precedido en situaciones tan complicadas como las actuales.
Esto nos lleva a presentaros e invitaros a leer esta biografía sobre el Papa Pablo VI. A nadie se le puede escapar el papel que este Papa tuvo en la vida de la Iglesia, al ser quien clausura el Concilio Vaticano II y todo lo que supuso a la hora de ponerse en marcha en una Iglesia y una sociedad cambiantes.
A lo largo de la biografía descubrimos no sólo al Papa sino sobre todo al sacerdote con sus temores iniciales que va transformando en decisiones que afronta con trabajo cuando lo que él esperaba de su ministerio lo ve encaminado en una dirección distinta. Se descubre la importancia de la familia en el germen y desarrollo de una vocación.
Importante para comprender el ministerio como Sumo Pontífice del cardenal Montini es conocer su experiencia en el Arzobispado de Milán, donde destacó su faceta dialogante con todos los miembros de la Iglesia en especial la atención a los sacerdotes y sus grandes decisiones ecuménicas en una diócesis tan peculiar.
En el Pontificado hay que destacar el retomar y clausurar el Concilio, el discurso del Papa en la ONU, lo que aquello supuso tanto los preámbulos con las entrevistas con el Presidente de Estados Unidos y su labor en la búsqueda de la paz en el conflicto de Vietnam como el mismo discurso que marcó y marca un hito en el papel del vaticano en la resolución de los conflictos. La importancia de documentos como, entre otras, la encíclicas Humanae Vitae, la Sacerdotalis caelibatus y sus encíclicas sociales Populorum progressio y Octogesima adveniens.
También afronto conflictos internos como el problema de los jesuitas y la reforma litúrgica propuesta por el concilio. Afronto una nueva forma de pontificado con los viajes al extranjero, saliendo de los muros vaticanos y visitando las realidades más empobrecidas de los más diversos países del mundo.
Si lo dicho hasta ahora ya es un motivo para leer esta obra, se le añade una completa bibliografía un completo índice onomástico, que le hace que supere lo que es una simple biografía con un trabajo de investigación y de referencia.
En definitiva esta obra nos invita a reconocer la obra de un pontífice que tuvo en el corazón su divisa al ser un Papa cordial en la apertura al mundo, con el coraje necesario para afrontar las nuevas situaciones que necesitaba la Iglesia tanto para cambiar como para reafirmar las notas distintivas eclesiales y sobre todo la condolencia, el compartir los cansancios y tristezas de una humanidad llena de situaciones dramáticas y de confrontación. En definitiva un Pastor de su pueblo que es necesario recordar o conocer para quienes no lo conocían.

Publicado en la Revista Iglesia Hoy del mes de mayo de 2010.