domingo, 30 de enero de 2011

Primeros días en Tierra Santa


Llegó este viaje como quien no quiere la cosa, el lunes de la semana pasada me confirmaban que venía a Tierra Santa y el viernes montaba en el avión para estas tierras. Me envolvía un doble pensamiento, por un lado todo el mundo decía que esta es una experiencia grandiosa llena de momentos que se viven casi siempre sólo una vez en la vida, que pisas la tierra de Nuestro Señor y que se leen los relatos evangélicos de otra manera como que ves el mismo lago donde pescaron los apóstoles, caminas por los pueblos donde María caminaba, realizaba las tareas de su vida, ves como sería su casa la de San Pedro, se entiende mejor como descolgaron al paralítico, etc. Pero sin embargo cuando me montaba en el avión nada de eso pasaba por mi cabeza, más bien parecía como que me iba de vacaciones a un lugar lejano y sin mayores pretensiones.
Lo cierto es que cuando llegas aquí todo cambia, no de golpe sino como son las obras de Dios, poco a poco. Celebras la eucaristía en la casa de María, o en la de San Pedro. Oras en esa Iglesia que nos recuerda la anunciación del ángel a la Virgen y algo empieza a calentarse en tu corazón. Te sientes un privilegiado y dejas que tus odios vayan llenándose de las palabras de Jesús, que además en esta tierra las vas leyendo como si las escuchases.
No es lo importante la arqueología, no es lo fundamental que las calles por donde caminó Jesús estén a muchos metros de profundidad, lo importante es que es su tierra, su gente con una historia detrás de ellos, una historia de conflictos, pero también una tierra prometida a la que sólo se llega si se tiene esperanza.
Mañana marchamos hacia Jerusalén, estos días hemos estado en Tiberiades, caminando y orando por Nazareth, el lago de Tiberiades, Cafarnaun, el monte Tabor, lugar de la Transfiguración.
Pero si tengo que destacar una pena, es la que he sentido al visitar Naim donde Jesús resucitó al hijo de la viuda. Allí solo hay una pequeña capilla levantada por los franciscanos, la atienden ellos mismos del monte Tabor, pero lo triste es que en ese pueblo ahora mismo no hay ni un solo cristiano, han tirado la casa de la mujer musulmana que tenía la llave de la capilla y todo los alrededores de la capilla son un basurero, donde cada vecino tira lo que le sobra.
Sin embargo al lado puedes ver una mezquita bien cuidada en sus alrededores y limpia por dentro. Esta situación me recuerda que pocos son los cristianos que hay en estas tierras y mucho lo que hacen para que la fe se mantenga en los Santos Lugares, pero en aquellas poblaciones donde no hay presencia cristiana, no tardan en hacer desaparecer todo vestigio de la presencia de Jesús de Nazareth. No es nada nuevo, lo sabemos, los cristianos de esta tierra siempre han tenido que luchar para poder mantener su fe. Por eso ahora más si cabe, la oración por los cristianos perseguidos alcanza dentro de mí un mayor sentido.

domingo, 16 de enero de 2011

¿Donde están los cristianos?


Soy poco propenso a pensar que la Iglesia está siendo perseguida en nuestra sociedad española, siempre digo que lo que nos falta es una mayor presencia de los cristianos en medio de ella y por supuesto el quitarnos la capa de complejos que nos cubre.
En esta semana hemos visto como se ha prohibido la celebración de la Eucaristía en la universidad de Barcelona, bajo el pretexto de no poder proteger la seguridad de los que en ella participasen, acaso puede haber excusa más burda que esa. Las autoridades civiles y de la universidad se han quitado un problema del medio y quizás hayan ganado espacio en la universidad y dentro de poco veamos lo que ahora es capilla convertida en comedor universitario. Y digo yo, los estudiantes y profesores católicos y cristianos de la universidad porque no han hecho una protesta ante el rectorado, o mejor todavía una celebración de la Eucaristía todos los días sin temor a las represalias.
Como digo nos falta a los cristianos creernos lo que somos y mostrarlo, es hora de defender que también nosotros tenemos derecho a vivir nuestra fe de un modo público, igual que se está favoreciendo a otras comunidades religiosas con poco tradición en Cataluña, o debería recordar quiénes son y para que nacen los almogavers (y no me refiero a los ultras del barça).
Pero es que hay más, han estado a punto de cerrar la basílica del Valle de los Caídos, y gracias a la respuesta de los fieles y de la comunidad benedictina ya se está celebrando la Eucaristía en el interior de la misma.
Ahora una obra de teatro donde se burlan de la crucifixión del Señor, subvencionada con dinero de todos y representada en el Centro Dramático Nacional. Tienen que denunciarlo un partido extremista, cuando todas las asociaciones cristianas de Madrid callan, no vaya a ser que las llamen retrogradas.
En definitiva un gobierno como el nuestro que tanto habla de libertades se está cargando la libertad religiosa, y lo que es peor gracias a que los cristianos nos callamos y les dejamos hacer permitiendo que cada vez se vean más comprometidas las prácticas públicas de nuestra fe.
No se trata de enfrentarnos unos contra otros, es hora que los cristianos vivamos nuestra fe sin miedo, denunciemos la hipocresía de los mal llamados progres y perdamos la vergüenza a que nos señalen con el dedo por ser coherentes. Se trata como dice Monseñor Fernando Sebastián en su último libro de que hagamos de nuestras comunidades lugar de evangelización, que hasta ahora no lo hemos hecho y hemos permitido un mundo secularizado y descristianizado. No podemos permitir sin más que los jóvenes construyan su vida al margen de la relación vital con Cristo. Debemos recordar que nuestra gran tarea es la misión en el mundo y para ello necesitamos una conversión personal.