viernes, 23 de octubre de 2009

Inicio del Curso en CONFER-MURCIA



Querid@s herman@s: ¡Paz y Bien!
El don del Evangelio está en la raíz de la vida religiosa. En el Evangelio se escucha la voz de Cristo y de esa escucha brota la riqueza y diversidad de los carismas de la vida religiosa en la Iglesia y para el mundo. Cada comunidad religiosa se descubre llamada a anunciar aquello que vive, convirtiéndose de esa manera en evangelizadora. El gran claustro de la vida religiosa es el mundo, y con él se tiene una obligación: compartir el Evangelio. Las múltiples opciones que la vida religiosa ofrece son el fruto de una total confianza en la Providencia, actitud que otorga la libertad para andar por el mundo sin ataduras.
El reconocimiento que hace la Iglesia de la santidad de algunos de sus hijos e hijas –y en este mismo mes hemos sido de nuevo testigos de ello- equivale a la propuesta de modelos que imitar mientras recorremos los caminos del mundo como evangelizadores con el corazón vuelto al Señor. Vivir entre las gentes implica una actitud de simpatía por el mundo, en el sentido no de acomodamiento a él, sino de mirada positiva sobre los contextos sociales, culturales y religiosos que nos trae el cambio de época en que vivimos. Y esto sólo es posible en el ejercicio del amor.
Decía el santo Cura de Ars, cuya memoria tendremos presente durante este curso, que “el sacerdocio es el amor del corazón de Cristo”. Y santa Teresa del Niño Jesús, con cuya memoria hemos entrado en el mes de octubre, esto otro: “en el corazón de la Iglesia yo seré el amor”. La vocación a la vida religiosa es una llamada a ejercer el sacerdocio del amor, que, otorgado a todos por igual en el bautismo, se expresa en una rica diferencia de carismas, regalo de Dios a la Iglesia y a la humanidad.
P. Saturnino Vidal Abellán, ofm

lunes, 12 de octubre de 2009

PUENTE DE ESPERANZA


Publicado en Religión Digital el 12 de octubre de 2009

En el día de la Hispanidad, día que se nos llena la boca al hablar de los pueblos hispanos, me van a permitir que les hable de sor Emilia González. Ella es hermana de la Congregación Hermanas Apostólicas de Cristo Crucificado. Lleva cinco años en República Dominicana, en un pequeño pueblo que se llama Padre las Casas, situado en la frontera con Haití, la zona más pobre de un país muy necesitado.

Su labor evangelizadora la realiza ella junto a otras dos hermanas anunciando a Cristo y tratando de promover el desarrollo de zonas ancladas en la pobreza. Y cuando hablamos de pobreza, estamos hablando de comer una vez al día un plato de arroz, de vivir en chamizos de paja y en las montañas, lomas llaman ellos, abandonados de toda ayuda estatal.

Allá solo llega la Iglesia, y como ella misma nos dice gracias a su obispo D. José Gullón de la diócesis de San Juan de la Maguana, que cuando ha de hacer la visita apostólica no duda en montarse en una mula o subir andando con ellas a visitar a las comunidades, a celebrarles la eucaristía y a interesarse por la necesidades humanas y tratar de ayudar en aquello donde llegan las posibilidades.

La hermana Emi, como se la conoce allí y aquí, vivió en el 2007 como las tormentas “Noel” y “Olga” arrasaban los caminos, desbordaban el rio, de tal manera que esas comunidades se quedaban sin atención ninguna. Comienza entonces la idea de llevar adelante la construcción de un puente de hierro y cemento que permita, ante las inclemencias del tiempo, el poder llegar con camiones de alimentos o de asistencia sanitaria a quienes se quedaban aislados a causa de las tormentas.

No cabe duda que encontró ayudas principalmente de instituciones solidarias como Caritas, Fundasep, etc. Pero fue junto con el obispo con quien la ilusión de empezar a construir el puente se está haciendo realidad. Las máquinas las ha puesto la diócesis y los trabajadores lo están haciendo en su mayoría a cambio de la comida diaria.

Pero hace falta dinero, y en estos días de la Hispanidad es un buen momento para ser solidarios con nuestros hermanos más pobres, por eso podemos ayudar a tantos religiosos que vuelcan su vida por hacer puentes de esperanza para que Cristo llegue a aquellas gentes, que viven su fe llena de esperanza en medio del abandono y la pobreza. (ayudaalpuente@yahoo.es)