jueves, 17 de diciembre de 2015

La noche de los niños eternos



Ayer, 16 de diciembre de 2015 fui testigo de la presentación en público de un escritor con su primera obra debajo del brazo, ilusionado porque los demás puedan volar con sus fantasías, con sus héroes inventados, o no, como él decía, ya que muchos de ellos son retazos de una vida sencilla y soñadora, en la que ha sabido plasmar que  lo más importante está en no olvidar lo que somos y de donde venimos.

Francisco Javier García Hernández, Javi para los amigos, es sobre todo un maestro en todo el sentido de la palabra, ya que desde su experiencia docente con los niños y jóvenes les invita a descubrir esos personajes escondidos que todos llevamos dentro, que viven historias que sólo se hacen realidad en nuestro cuarto. Es un maestro que no sólo enseña sino que ayuda a crecer, acompaña en el camino, y educa como solo un maestro hace.

Suele suceder que las historias que vivimos de jóvenes conforme crecemos nosotros mismos hacemos que se silencien y se encierren en las cajas de zapatos, en muchas ocasiones, para no dejarlas salir más. Ahora bien, Javi nunca las encerró en la caja y siempre las ha ido haciendo vida. Vida desde la escritura, pero realidad también, así lo hemos vivido en los más de 15 años que lleva preparando unos campamentos llenos de valores en las que a todos los que de alguna forma participábamos de los mismos, niños, monitores, hermanas de Cristo Crucificado, franciscanos, nos hacía meternos y vivir historias que se hacían realidad del papel al día a día del campamento. Unas historias con personajes que invitaban a vivir los valores de la amistad, del conocimiento, del perdón, en definitiva una entrega generosa. Es heredero de los grandes novelistas, ahora llamados juveniles, del inicios del siglo XX, Tolkien, Lewis, donde demuestran que se puede hablar de los valores cristianos usando la fantasía de la Tierra Media.

Anoche nos presentó su primera obra  “La noche de los niños eternos”, una obra no sólo para niños y adolescentes, también para adultos que queremos redescubrir las aventuras que nos dan los libros, una obra que se empieza a leer y te cautiva, que deseas leer sin parar y a la vez con el temor de llegar al final y que se acabe el libro (palabras de uno de los presentadores del acto de ayer). Javi con su obra nos introduce en un mundo fantástico, pero lleno de vida que si aprendemos a mirar con los ojos de dentro enseguida lo descubrimos y nos cautiva.

Indudablemente lo aquí escrito son las palabras de un amigo pero también son las de alguien que agradece a Javi esta invitación que nos hace a todos a leer y leer en familia. Es una invitación a realizar una aventura familiar saboreando el libro y retomando todo aquello que teníamos en nuestros sueños y que el autor nos ha hecho despertar.

Enhorabuena Javi y como muchos pensábamos ayer, con esta obra y un poquito más tenemos para otros tres campamentos.

jueves, 10 de diciembre de 2015

Los Tribunales de la Iglesia se acercan a los fieles

El pasado día 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción, fue la fecha decidida por el Santo Padre para que se iniciase el Año Jubilar de la Misericordia y entrase en vigor el motu proprio “Mitis iudex Dominus Iesus”, en el que se marca la reforma del proceso judicial para declarar la nulidad de un matrimonio, con lo que de reforma para el derecho canónico supone.

Mucho se ha hablado hasta la fecha y se hablará, sobre todo ahora que se pone en práctica y que se deberán perfilar algunos elementos del mismo, pero lo más importante es señalar donde está la verdadera reforma.

En primer lugar, lo que se pretende es hacer más cercanos los tribunales eclesiásticos a los fieles, tratar de superar la mentalidad de que la nulidad eclesiástica es algo reservado para unos pocos -en su mayoría, los que tienen dinero y, los demás, no pueden ni siquiera, plantearse esa posibilidad-. Para ello, se implica de un modo especial a toda la iglesia desde los párrocos en sus parroquias, los religiosos, los seglares. Ahora bien, se necesita una auténtica formación para ayudar al pueblo fiel y no confundirlos. Ellos acogerán e invitarán a los fieles a dirigirse a los tribunales, pero ni serán jueces de las causas ni podrán impedir que los fieles se dirijan directamente a los tribunales.

En segundo lugar, acerca de la gratuidad de las causas, nadie ha dicho y convendría que se supiera, que más del 45% de las causas matrimoniales dadas en los tribunales eclesiásticos españoles en los últimos años ha sido de patrocinio gratuito o bien con reducción de tasas para aquellos fieles que no podían hacer frente a los gastos que este proceso lleva consigo. En la actualidad, ese patrocinio se debe mantener pero no podrá darse el gratis para todos, entre otras cosas, porque hay abogados, psicólogos, funcionarios que cumplen con su trabajo y tienen derecho a una retribución. Lo que sí se podrá hacer es cuidar de que, quien se acerca al tribunal, no se le asuste con el dinero sino que sea bien recibido y acogido en su dolor y pastoralmente se le ayude en la posibilidad de poder volver a rehacer su vida.

Un tercer elemento importante es que se elimine la necesidad de la doble sentencia conforme para poder declararse nulo un matrimonio, bastará con una sola sentencia en el tribunal de la diócesis. Ello llevará a que sea todo más ágil, no se retrasen las sentencias conformes y los fieles puedan reincorporarse a la vida en plenitud dentro de la comunidad cristiana. Por supuesto, siempre queda la posibilidad de apelación para la otra parte que no se considere conforme con la sentencia, como existe hasta ahora, pero la práctica nos dice que serán muy pocas las sentencias apeladas en primera instancia. Del mismo modo, la apelación del Tribunal metropolitano no irá al Tribunal de la Rota, como sucedía hasta ahora, sino que la segunda instancia será la diócesis sufragánea más antigua, lo cual, indudablemente, ahorrará tiempo.

El cuarto elemento, del mismo modo llamativo, no es que al Obispo se le designe como juez único en su diócesis, que ya lo era, sino que se le conceden atribuciones importantes como la de nombrar en las diócesis con escasez de posibilidades tribunales unipersonales, y en las diócesis donde se pueda y haya laicos preparados, facilitar la incorporación de laicos como jueces de los tribunales colegiales. Además, está el proceso breve, un proceso engañoso, desde mi punto de vista, pues nunca será tan breve como se ha querido señalar, con la dificultad añadida de que los jueces únicos de dicho proceso serán los obispos, algunos de los cuales sin un conocimiento pleno del derecho matrimonial canónico. Mi recomendación, sería más bien el uso de los procesos documentales, donde el obispo no actuaría directamente, con lo cual no se ve afectada su pastoralidad ni su acogida a los fieles que podría seguir haciéndolo sin verse inmerso en decisiones directas, dejando la actuación a los jueces y, en segundo lugar, no sería necesaria la doble conformidad de las partes para iniciarse el proceso, y siempre sería en ambos casos, en el breve y en el documental, a base de documentos que acrediten las posibilidades para la declaración de nulidad. Sin olvidar que el tiempo del desarrollo del proceso sería el mismo prácticamente.

En definitiva, a grandes rasgos, la reforma del proceso de nulidad acerca los tribunales eclesiásticos a los fieles, les da la posibilidad de aclarar sus situaciones en un reducido espacio de tiempo y supone la implicación más directa de los obispos en el cuidado de los Tribunales y su ejercicio.


Quedan algunas cuestiones pendientes, como pensar cual será el futuro del Tribunal de la Rota de Madrid, si habrá nuevos capítulos de nulidad, etc. Pero eso lo dejamos para una reflexión posterior.

viernes, 16 de octubre de 2015

EL CUIDADO DE LA CREACIÓN

Al leer el libro podríamos pensar que nos encontramos ante un libro oportunista, que ha aprovechado el tirón de la encíclica del Papa Laudato siì para hablar de la creación y del cuidado de la naturaleza siendo afín al mensaje del Santo Padre.

Nada más lejos de la realidad, nos encontramos con una obra del año 2007, traducida por franciscanos que han sabido mostrar como la encíclica del Papa se alimenta del mensaje del santo de Asís para ayudarnos a reconocer como debe ser nuestra relación con la creación y en ella nos encontramos con la naturaleza y las personas.

Lo primero que los autores nos presentan es que para ser capaces de entender el cuidado de la creación debemos entender como nos dicen Rahner y Scoto, que Dios crea el universo teniendo la Encarnación en mente. San Francisco no entiende el cosmos tal y como nosotros lo vemos, por ello no podemos nunca hablar de un ecologista y amante de la naturaleza al uso de nuestros ecologistas actuales un tanto demagogos y unidos a las corrientes políticas de siempre, si bien con distinto vestido.

San Francisco escucha la Palabra y la hace vida desde el corazón, por tanto su conversión es una conversión desde la realidad. Por ello, él tiene como punto de partida la Encarnación para llegar a entender que los problemas de la creación son los problemas de conciencia de los hombres de cada época.

Nos encontramos, por tanto con una obra cuya importancia reside precisamente en que saben articular con una línea común una espiritualidad de la creación que incluye estudios medioambientales, teología franciscana y una formación en la fe en relación con la ciencia ecológica.

En la primera parte de la obra se nos quiere mostrar la necesidad de relacionar la creación con la Encarnación. Lo primero que nos muestra es que la tecnología ha traído un impacto tóxico a la creación, lo cual es sinónimo de un mal uso de los recursos. Una   de las grandes tareas que debe tener el franciscanismo es ayudar a la sociedad humana a ser sostenible.

Debemos ser conscientes que la ciencia de la ecología, tal y como se muestra hoy en día no ayuda a encuadrar la creación dentro de una acción mayor y sobre todo nos ayuda a entenderla como lugar de la Encarnación. Para poder relacionarla se necesita una interiorización y sobre todo, comprensión mucho más profunda que llegue al núcleo de la persona humana, y no podemos olvidar que ese algo es Dios.

Por ello, es tan importante la interpretación franciscana que hace de la ecología en su sentido de creación como casa común. De ahí, las palabras de San Buenaventura donde nos recuerda que la persona vive más auténticamente allí donde ama, que donde reside. Se trata en definitiva de un hogar, de entender la creación como un lugar de relación.

San Francisco no confunde la creación con Dios, sabe que es una realidad material, buena y con la que nuestra relación debe entenderse dentro de la presencia de la Encarnación. Por ello, y desde la devoción a María Madre de Dios es lo que le conduce a entender que la casa de Dios es ante todo la “persona humana”.

Scoto, entiende que nada es necesario, sino que la creación se debe comprender como don y gracia de Dios, por lo cual es la razón para cuidarla por ser el lugar de la Encarnación, la cual se observa dentro de la acción generosa de Dios, no por la necesidad del pecado del hombre. En definitiva, si Dios esta vivo en nosotros, entonces vivimos para el mundo de la creación bondadosa de Dios.

Los autores concluyen cada una de las partes de la obra con unos elementos prácticos que nos ayuden no sólo a vivir una ecología vacía de valores sino a vivir una relación con ella desde la espiritualidad y presencia de Dios.

La segunda parte de la obra los autores dan un paso más y nos hacen ver la creación como una familia, donde prima el mundo de relaciones y de respeto mutuo. Por ello, es tan necesaria entender la biodiversidad para anunciar a Cristo siempre que reconozcamos a las criaturas como “hermanos y hermanas”. De ahí que el cambio climático aparezca como la mayor amenaza para la diversidad de la vida y todo lo que conlleva el desplazamiento de los seres de sus ámbitos de vida, desplazamiento que observamos también en las relaciones humanas con la explotación y la persecución de los hombres.

Se necesita en este sentido un ecologismo religioso donde se haga presente la ética y la reflexión comunitaria, se debe cuidar la gestión de los recursos naturales en miras del beneficio humano como de una economía que se aplique desde una visión franciscana.

Desde el franciscanismo, debemos apostar por una simplificación en nuestras vidas que lleve a un uso moderado de los recursos naturales, de tal modo que se esté atento a las necesidades de los demás y de la misma creación.

El Cántico de las criaturas es un canto de la creación, de la fraternidad, es reconocer a Dios como amor que se da hacia los demás, fuera de Él.

Los seres humanos que viven sin relacionarse no viven en armonía con la creación. La cortesía que usaba san Francisco con la débil naturaleza no es otra cosa que el reflejo de su dependencia de la bondad de Dios. Solo se amará a Dios y somos capaces de amar al resto de la creación, la paz de la que habla el Cántico de las criaturas no es lo primero que se consigue sino más bien es la consecuencia de las relaciones fraternas ya que se exige un amor profundo.

Decía Scoto que cuando amamos con justicia y amamos correctamente tratamos las cosas con mayor dignidad, porque nos sentimos amados por Dios. En definitiva, no puede haber sentimiento ecológico si no es desde la presencia de Dios.

La tercera parte de la obra está dedicada a la creación y a la contemplación. La alteración del clima obliga a la sociedad a plantearse la necesidad de un cambio de comportamiento para mantener el soporte de la vida, lleva a la necesidad de un replanteamiento de la relación de la ciencia y de la fe, donde se den necesariamente colaboraciones en la  actuación para lograr la detención de dicho cambio climático.

Se debe trabajar en la superación del miedo y de la codicia que nos lleva al consumo desordenado de los bienes que nos da la creación, retomando la necesidad de la relación con el Creador y su creación.
Ayudará a la respuesta de los problemas medioambientales si se da un retorno a una vida contemplativa, retomar el vínculo de la Encarnación como presencia de Dios entre nosotros y la fuerza de una oración que nos lleve a comprender el equilibrio del uso de las cosas. San Francisco es un hombre contemplativo, él descubre que Cristo santifica la creación y la transforma en “sacramento” de Dios. Como indicará san Buenaventura San Francisco es cointiuivo ya que trae la luz a lo profundo de aquello que en la Escritura revela y esconde a la vez el misterio divino, y Santa Clara a su vez nos muestra la creación como casa de Dios llegando a amar a Dios como encarnado.
El cuidado de la creación desde el pensamiento franciscano nos debe llevar a hacer como san Francisco que reconoce en el leproso al último de la tierra, nosotros debemos descubrir a la creación que sufre y por eso se nos invita a acciones concretas que desde la contemplación nos llevará a nuestros cuidado de la tierra.

La cuarta parte de la obra, nos pide una conversión, todos dejamos una huella ecológica y en función de la conciencia que tengamos seremos capaces de tomar decisiones que nos lleven a evitar un impacto negativo de nuestras decisiones en la naturaleza. De tal modo que venzamos en cierta manera el pecado y la codicia humana.

La tarea ambiental más importante que tenemos por delante es la reducción de los niveles de consumo, no cabe duda que si es necesario una conversión personal, está debe tener siempre una dimensión pública. No podemos olvidar que la labor de trabajar por la sostenibilidad de la creación lleva a los seguidores de san Francisco a restaurar un marco conceptual de relación con el mundo.

Nos recuerdan los autores que únicamente podemos llegar a comprender nuestra relación y vida en medio de la creación si somos capaces de atisbar lo que significa la verdadera pobreza franciscana que no es la privación material o la privación de las cosas esenciales para la vida, sino el reconocer nuestra necesidad que nos vuelve receptores agradecidos. Reconocemos la creación como un regalo máximo del que nos ama y se Encarnó en medio de nosotros. Entender así la pobreza nos lleva a buscar la justicia que trasforma la conversión individual y la reorienta hacia la vida compartida en la comunidad.

En definitiva, un libro muy necesario para leer al lado de la encíclica del Papa Francisco, y sobre todo para darle un sentido a la ecología desde la Encarnación y el pensamiento franciscano.


 El cuidado de la creación. Una espiritualidad franciscana de la tierra. Delio, I.-Warner K.-Wood, P. Ed. Arantzazu, Oñati 2015.

viernes, 2 de octubre de 2015

El Sínodo de Obispos que viene



Nos acercamos al inicio de la próxima asamblea ordinaria del Sínodo de Obispos, esta vez dedicado a la familia. Y para ello, conviene que le demos un repaso al instrumentum laboris para darnos cuenta de lo que verdaderamente se busca en este gran acontecimiento eclesial.

Lo podemos dividir en dos bloques, uno la tarea que debe ser capaz de afrontar la misma Iglesia. A ella y, en definitiva, a cada uno de los que la formamos se nos pide que sepamos valorar la importancia de la familia para la vida de la Iglesia y de la sociedad. Los cristianos tenemos que recuperar el valor de la acogida, de la ternura, de la importancia de tener presentes los problemas de los hermanos que viven a nuestro alrededor y que no son problemas individuales sino que tienen su incidencia en la familia. Esto nos lleva a recordar que la Iglesia es universal y las familias cristianas tienen problemas distintos, ya en el contexto europeo, americano, africano y, sobre todo, en el medio oriente donde el problema del islamismo extremo está condenando a muerte a familias enteras por el mero hecho de ser cristianos o, como sucede en Siria y en algunos países africanos, al abandono de sus hogares, de su tierra y de su historia.

La comunidad eclesial no puede permanecer indiferente ante el maltrato que sufre la mujer en muchos países, donde ellas son las que llevan todo el peso de la familia, la educación y manutención de los hijos. Para ellas, la Iglesia debe ser un lugar de esperanza y, sobre todo, de justicia.

Unido a ello, las propias familias necesitan hacerse visibles en el mundo y, sobre todo, desde el ambiente eclesial. Se pide a las familias que recuperen el papel de educadoras en todos los niveles empezando por el de la afectividad en el cual se hará posible la creación de un cuerpo que sepa hacer frente a la cultura hedonista del “todo vale”. Si hay disfunciones afectivas y sexuales en nuestra sociedad es porque la familia ha relegado la formación afectiva de sus miembros a otras instituciones ajenas a la familia.

Además, desde las familias, se debe cuidar la preparación y formación a los sacramentos de iniciación cristiana, desde ellas y como tarea, todos sus miembros, deben vivir la fe y crecer en la vivencia de la misma.

Para ello, se necesita la formación y preparación de aquellos que se acercan al matrimonio y una preparación que no se conforme con la preparación próxima al sacramento que, en muchas ocasiones, está excesivamente condicionada al momento ya prefijado de la celebración, sino más bien una preparación remota que tenga su origen en la preparación a los sacramentos de iniciación, que continúe con la preparación próxima y, muy a tener en cuenta, una preparación que tenga presente el acompañamiento de los matrimonios jóvenes que se ven en dificultades al poco tiempo de celebrar el sacramento del matrimonio. De esta forma, estaremos formando familias cristianas que revitalicen la vida de la Iglesia y sobre todo su presencia en la sociedad, al fomentar el asociacionismo católico.

Por último, se recuerda a los Padres sinodales la importancia que siempre han tenido las familias en las vocaciones tanto a la vida sacerdotal y consagrada, el vocacionado se debe sentir acompañado por sus familias y, sobre todo, se debe fomentar la relación con el mundo femenino, lo cual ayudará a una formación completa en una afectividad bien asumida.

En definitiva, el Sínodo no sólo reflexionará en torno a la situación ante los sacramentos de los divorciados vueltos a casar, -de lo que ya hemos hablado en un post anterior-, ni tampoco únicamente sobre la agilidad de los tribunales a la hora de estudiar las causas de declaración de nulidad matrimoniales. 

Sino que, un Sínodo sobre la familia en estos tiempos, es necesario para revitalizar la familia, redescubrirla como ámbito para vivir la fe y educar en la misma a sus miembros y, sobre todo, para que, recuperando los valores propios de esta, sea capaz de volver a ser célula de la sociedad y engendradora de nuevos criterios de actuación de los hombres y mujeres de nuestro tiempo donde la acogida y la solidaridad sean los elementos claves que lleven a un mundo más justo y lleno de esperanza, aportados desde la comunidad católica.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Los divorciados y la comunión

El pasado miércoles 5 de agosto, el Papa Francisco venía a recordar lo que algunos llevamos diciendo en nuestras clases ya más de 15 años, y no es otra cosa que el resultado de leer bien la legislación y sobre todo los cánones de la Iglesia católica: “Los divorciados no están excomulgados”.

En ningún momento podemos leer en el Código de Derecho canónico, que el divorciado se encuentre fuera de la Iglesia, si bien es cierto que algunos miembros de la Iglesia, no sólo eclesiásticos, los han considerado al margen de la misma.

Ahora bien entre los divorciados debemos señalar que no todos se encuentra en la misma situación, por un lado tenemos los divorciados que no se han unido con nuevas personas, que han permanecidos fieles a la primera unión, normalmente son los que más han sufrido el daño de la separación, con todos los problemas económicos que conlleva la separación y el abandono, se han tenido que quedar con los hijos y procurarles una educación integral en la que se debe incluir la fe. En ocasiones a estos también se les ha tildado de “marginales”, ahora bien ya el instrumentum laboris del próximo Sínodo indica la oportunidad que se debe aprovechar para que se les invite a acercarse a los sacramentos de la Eucaristía y de la reconciliación. Estos fieles, normalmente mujeres, no se encuentran en pecado.
Recordemos que el divorcio no acarrea castigo ni  pena canónica, cuando en determinados ambientes se habla de que los divorciados no pueden ostentar cargos públicos en instituciones eclesiales, debemos tener en cuenta que a lo que se refiere son a aquellas personas que se encuentran en un estado de vida irregular.

En definitiva, al divorciado que sufre la ruptura, la comunidad cristiana debe ejercer la acogida y el acompañamiento y de un modo especial la ayuda para superar las dificultades con las que se encuentre, no sólo sociales sino también en muchos casos económicas.

En el caso de los divorciados vueltos a casar nos encontramos con una situación diversa, tampoco debemos hablar de excomulgados sino de una situación irregular y que se debe ver en cada caso particular, no olvidemos que el derecho canónico en particular, pero el derecho en general no es una cuadrícula que se pueda aplicar a todos los casos sin mirar las circunstancias particulares. Cada persona es distinta y por tanto el derecho que se debe aplicar debe ser acorde a cada persona. Algunos casos, de estos divorciados vueltos a casar viven en continencia, con lo cual no se puede hablar de pecado alguno que los separe de los sacramentos.

Ya en septiembre del año 1994, la Congregación para la Doctrina de la Fe publicó una carta a los obispos acerca del modo de actuar en el caso de los divorciados vueltos a casar. Carta que por otro lado, como suele ser habitual, tuvo poco eco en las Iglesias particulares, salvo honrosas excepciones. Lo cual ha supuesto que apenas exista un acompañamiento eclesial para estas personas, de tal forma que no se sienta marginadas o ladeadas por la comunidad eclesial.

Sin embargo uno de los puntos a destacar del próximo sínodo de la familia será precisamente esta necesidad de integración dentro de la Iglesia de los divorciados vueltos a casar o unidos en uniones no matrimoniales, para lo cual se requiere una acogida, un acompañamiento y sobre todo un estudio individualizado de cada pareja. Lo cual no lleva a admitir de nuevo a la comunión sacramental a todos los divorciados, pero sí a plantearse el caso de que algunos tras un proceso y camino penitencial sí puedan acercarse a la comunión sólo espiritual sino también sacramental, en definitiva algo que ya el anterior Papa Benedicto XVI dejó entrever en sus palabras.

En definitiva, los divorciados no están excomulgados, a ver si algunos se enteran de una vez, y la insistencia de una Iglesia que debe empezar a ser acogedora con los  hermanos que por alguna circunstancia se encuentran separados de la misma. El Código no es un instrumento meramente punitivo sino sobre todo sanador, con lo cual su aplicación debe servir para acoger y atraer, más que para alejar de la comunidad.

El próximo sínodo será un punto de inflexión para retomar el papel de la familia en la Iglesia, y se merecerá una nueva entrada en este blog.


sábado, 30 de mayo de 2015

La reforma de los procesos de nulidad va avanzando

              Allá por el mes de octubre, el Papa creaba una comisión para el estudio de la reforma de los procesos de nulidad matrimoniales. En aquel momento señalaba como prioritarios una serie de actos que se deberían llevar a cabo para que verdaderamente fuese una auténtica reforma, entre los que señalaba como principales: la necesidad de tribunales unipersonales, al menos en primera instancia, el uso de los medios de comunicación modernos, de cara a acortar los plazos judiciales, y el uso acertado de las tasas que, si bien son necesarias, no son las que deben marcar el devenir del proceso.

               Ahora, meses después, se van filtrando conclusiones a las que parece llegar la comisión nombrada por el Santo Padre y, entre ellas, destacan las siguientes:

-         En primer lugar el recurso de los jueces unipersonales: para los que no lo ven acertado no dudan en decir que con esta medida perdería mucho la seguridad jurídica. ¿Estamos acaso diciendo que los jueces no están bien preparados, y se equivocarían en las sentencias emitidas, si no se encuentran avaladas por otros tres jueces? Sinceramente, me parece una temeridad decir esto. Se ganaría tiempo y se optimizaría el funcionamiento de los tribunales desde el momento en que ya no serían tres los jueces en una sola causa sino tres en tres causas distintas.

-        En segundo lugar, -cuentan las filtraciones-, que no haría falta la conformidad de una segunda sentencia para poder hablar de una sentencia firme. En el 95 % de los casos, los tribunales de segunda instancia vienen a confirmar lo dicho en primera instancia, con lo cual una sentencia definitiva se prolonga entre 3 y 4 meses, si bien el Código le da hasta 6 meses, para dar su conformidad.

     Sin embargo, me parece un acierto que el tribunal de segunda instancia no desaparece, sino que queda como Tribunal de recurso o apelación y adquiriendo mucho más sentido su función dentro del proceso. A él recurrirán únicamente aquellos que no estén conformes con la sentencia dada en primera instancia. De esa forma, se salva la indefensión que para algunos se va a producir al desaparecer la necesidad de doble sentencia conforme para dar validez a una decisión final.

      También se observa que, en la actualidad, en el 80 % de los casos, cuando la primera sentencia es pro vínculo, nadie acude a la confirmación de la sentencia del Tribunal de segunda instancia; con lo cual, de esta forma, se conseguiría una mayor seguridad jurídica y la posibilidad de recurrir, como sucede en otros foros judiciales.

-        En tercer lugar, con respecto a la posibilidad de recortar los tiempos que marca la ley para las notificaciones por medio del uso de las nuevas tecnologías, ya señalábamos en nuestro anterior escrito que existen nuevos medios que deben ser usados para favorecer la agilidad procesal: me consta que en algunos tribunales se usan medios ubicados en la red y compartidos por los miembros de un mismo tribunal de cara a poder dar un voto o,  unas observaciones, sin necesidad de encontrarse en la misma ciudad donde se ubica el tribunal; a la vez que, de este modo, se puede favorecer la colaboración entre miembros de distintos tribunales, lo cual ayudaría mucho al buen desarrollo de las causas.

        En  definitiva, se van vislumbrando posibilidades de reformas en los procesos de nulidades matrimoniales canónicos, que servirían para favorecer una posible reforma del Código de Derecho Canónico y, en ningún momento, pensemos que se trataría de actuaciones contrarias al bien de la familia y de las personas; más bien, todo lo contrario, se facilitaría el bien y la salud espiritual de los fieles que se encuentran inmersos en un proceso de nulidad.


domingo, 26 de abril de 2015

Los franciscanos y las cruzadas




Las cruzadas siempre han sido y son motivo de estudio dentro de la historia de la Iglesia y de la sociedad europea medieval, así como las consecuencias que se derivaron de la expulsión de los cristianos de Tierra Santa, las cuales son pretexto por parte de algunos para llevar a cabo una reflexión de la situación actual del cristianismo en Oriente medio.

Dentro de la reflexión del franciscanismo era necesario un congreso que centrase cual había sido el papel de los franciscanos en cada una de las cruzadas, toda vez que gracias a una de ellas San Francisco de Asís llega hasta el musulmán Melik el-Kamil a anunciarle el mensaje de Cristo creándose un diálogo de religiones, evitando el relativismo sino más bien cada uno de ellos tratando de convencer al otro de la verdad de su fe. 

El libro que presentamos son las Actas del XI Congreso histórico de Greccio, dedicado a la importancia que los franciscanos tuvieron en las cruzadas. Pero no sólo como portadores del evangelio sino también como estadistas y conocedores del mundo musulmán y, cómo no, de las iglesias cristianas orientales.

Una de las cosas buenas de esta recopilación es que los artículos no están puestos de cualquier manera sino que siguen un ítem para comprender mucho mejor el estudio de lo que se pretendía en el Congreso, de tal manera que si uno lee estas actas no tiene que ir seleccionando artículos sino que los puede leer en el orden puestos para tener un marco apropiado de lo que se quiere mostrar.

Comienza la presentación de las actas con un artículo de Grado G. Merlo cuya novedad principal lo encontramos en, que si bien se ha escrito mucho de la presencia de san Francisco entre infieles, sin embargo su presencia y actuación en las cruzadas no ha sido casi nunca un motivo de investigación “ad hoc”. Un conocedor de la obra y vida de san Francisco hace un análisis de la relación con el islam no sólo desde un aspecto historiográfico sino más bien profundizando en la crítica histórica. No cabe duda  que es uno de las grandes aportaciones de las actas del congreso.

Anna Ajello nos muestra la presencia de los franciscanos en Tierra Santa desde sus orígenes, resalta el aspecto agustiniano del pensamiento franciscano que facilita la relación con los musulmanes, la posibilidad de favorecer el diálogo a diferencia de la relación que la Iglesia pretendía imponer, pero destaca de un modo más claro, que por otro lado en nuestro tiempo es una constante, la diferencia de pueblos y de corrientes religiosas dentro del mismo Islam.

El artículo de Sergio Ferdinandi quizás desentona en el contexto de todos los demás sin embargo también podemos ver su interés al descubrir los aspectos religiosos en las fortificaciones, y la iconografía así como en la cartografía que presenta.

Las cruzadas no fueron sólo contra los sarracenos sino también se debe resaltar las convocadas contra los valdenses en la que tanto franciscanos como dominicos tuvieron un papel decisivo resaltando de un modo especial el papel de los Papas franciscanos en la convocación de las mismas, siendo un preludio de lo que después derivará en la reforma protestante, así lo resalta en su artículo Marina Benedetti.

Siguiendo en esta línea el siguiente paso es afirmar que las cruzadas no son unas decisiones humanas sino que se trata de llevar a la práctica la voluntad de Dios, para ello existen profecías que lo recalcan y que en las crónicas de algunos franciscanos se hacen eco. A fin de cuentas se trata de mostrar que la conquista es una obra querida por Dios pero, con lo que Dios no cuenta, es que quienes fallaron fueron los “milites Christi” cuya motivación era más terrena buscando obtener bienes terrenales dejando en un segundo plano los divinos, lo cual tal y como nos relata Giuseppe Ligato, fue uno de los motivos para el fracaso.

Muy interesante el artículo de Paolo Evangelisti para comprender el verdadero papel de los franciscanos en la misión “entre infieles”. El autor nos muestra como el franciscanismo del siglo XIII no es sólo  un movimiento y una Orden de hombres plenamente dedicados a la acción evangelizadora y buscando el martirio como testimonio de una vida entregada, sino que los franciscanos son hombres capacitados para el análisis de la sociedad de los ambientes políticos formadores de estrategias.

Analizan críticamente la sociedad y proponen una serie de valores tanto en el campo económico como en la justicia para revitalizar la sociedad y la Iglesia. Cuya meta no es otra que alcanzar con fines políticos y diplomáticos la reconquista de Tierra Santa por parte de los cristianos, evitando la posición armada, es en definitiva la búsqueda de establecer un estado netamente franciscano.

El siguiente artículo de Václav Vok Filip podría parecernos que debería haber ido unido al anterior que nos hablaba de la cruzada contra los Valdenses, sin embargo su situación en esta parte es interesante ya que nos muestra el fracaso rotundo de esta cruzada contra los husitas. Se realza el papel de los franciscanos en Bohemia cuya máxima representante la encontramos en Inés de Praga con su fundación del primer monasterio de clarisas.

No obstante, los frailes no tuvieron tanta suerte pues si bien aparecen precisamente mostrando la observancia que se debería dar siendo fieles a la Iglesia de Roma, sufren las guerras y sus consecuencias de tal manera que la reforma queda a un lado siendo expulsados al perderse las guerras. No obstante el autor resaltará la figura de san Juan de Capistrano como uno de los grandes favorecedores de la observancia centroeuropea.

El último artículo de Anna Benvenuti viene a cerrar, como no podría ser de otra forma, el ciclo de conferencias con la actuación de los franciscanos una vez que son expulsados de Tierra Santa. No cabe duda que toda la espiritualidad franciscana del momento girará en torno al deseo de retornar a los Santos Lugares. Así se insistirá en la adoración de la Cruz, con la devoción del santo Viacrucis que se extiende por Europa gracias a los franciscanos. Pero sobre todo ese deseo de volver siempre a Jerusalén hará que se potencien las peregrinaciones, toda vez que se ha perdido la posibilidad de recuperarlas para la cristiandad políticamente al menos que no falte la presencia de cristianos para que al menos la ocupación espiritual sea una realidad.

En definitiva un congreso muy completo por los ponentes, por el desarrollo y novedad de las investigaciones, pero sobre todo una temática muy interesante y excelentemente plasmada en el papel, por lo cual felicitamos a los editores. Una obra que ayuda a comprender no sólo la realidad de las cruzadas sino sobre todo el papel de los franciscanos, tanto en su origen en la presencia en Tierra Santa desde san Francisco de Asís y el deseo de ir entre infieles como tarea prioritaria en la misión de la Orden, así como, una vez expulsados los cristianos, la forma que han desarrollado para mantener viva la devoción y el deseo de volver a ocupar Jerusalén cuidando la forma en el que ese retorno debe ser mostrado desde el pensamiento franciscano tal y como entiende la evangelización y el testimonio de los cristianos en los Santos lugares.

I Francescani e la crociata. A cura di A. Cacciotti-M. Melli, edizioni Biblioteca Francescana, Milano 2014, 24x17; pp. 396.