Ha pasado ya una semana de la llamada Huelga general y me
planteó una pregunta ¿Qué queda de la misma?. Y miro a un lado y otro y no veo
nada.
En los días previos a
la huelga y en el mismo día corrió por las redes la foto que acompaña este
artículo y me hace plantearme las siguientes cuestiones:
Quienes si no es la Iglesia y entiéndase, párrocos,
religiosos, seglares son los que están apoyando a las familias que peor lo
están pasando tanto con el tema de los desahucios como a la hora de ayudar a llevar
una cesta de comida a las casas, o crear bolsas de trabajo para que puedan
acercarse a ella los que no tienen nada, en un momento en que los sindicatos y
estamentos del estado no les facilitan dicha ayuda.
La huelga nos debe servir para mostrar el rostro preocupado
de la Iglesia en nuestra sociedad, que se vea que los cristianos podemos
movilizarnos no desde la manipulación sindical sino desde la doctrina social de
la Iglesia que pide a los cristianos la implicación en el voluntariado, en
crear en las parroquias, en las comunidades de fe, vías de ayuda para los más
afectados por la crisis.
Se ha echado en cara que la Iglesia como Institución ha
tardado en dar una respuesta a esta situación, pero quien la necesita cuando
desde las diócesis españolas, incluso antes que los políticos hablaran de la crisis, ya se desarrollaba el trabajo incansable de cáritas, cuando el
sueldo de muchos obispos, sacerdotes, religiosos eran puestos a disposición de los
desempleados renunciando a las pagas de Navidad mucho antes que viniese por
decreto; la disposición de los pisos que no se utilizan en las diócesis y se están alquilando
a rentas bajas e incluso cediendo de modo gratuito, los bancos de alimentos, la
dedicación y entrega de los religiosos en atender a las familias en crisis no
sólo económica sino las que tienen un problema de relación y convivencia en un
momento en que las ayudas sociales se han visto sustancialmente recortadas a
causa del derroche realizado en años anteriores.
Todo ello con la ayuda inestimable, como no podría ser de
otra manera, de los seglares. Hombres y mujeres que desde sus casas dedican su
tiempo a ayudar y buscar nuevas vías que posibiliten la solución de muchos
problemas. Porque ellos son los que mejor conocen los problemas de la calle y
son quienes pueden aportar ideas, favorecer la creación de instituciones ágiles que lleven a la
obtención de soluciones. Pero digo más, aunque sólo sea para llevar un kilo de
arroz a un banco de alimentos ya merece la pena la movilización de los
católicos.
Por ello, ahora más que nunca se necesita la presencia del
catolicismo en la vía pública que se continúe realizando la tarea que se hace y
lo más importante que se diga quien las hace sin vergüenzas, ni falsas
humildades, desde el conocimiento cierto que si se habla de nueva
evangelización ésta empieza por hacerse presente el pueblo de Dios en nuestra
sociedad preocupado e inmerso en la tarea de construcción del Reino que empieza
por ayudar al que lo necesita, de mostrar el rostro preocupado y cercano de Dios Padre.
De ahí que como muy bien dice la foto si Cáritas se cierra,
si la Iglesia se cierra, es muy posible que nadie aporte nada al que lo
necesita y mucho menos quienes sólo piensan en ellos mismos y en no perder sus
beneficios y subvenciones, que es para lo único que necesitan al trabajador y no para ayudarle a encontrar un trabajo digno.