martes, 30 de diciembre de 2014

Haced lo que Él os diga

   Ya ha llegado el fin del año 2014, y con él todo lo que supone decir adiós a una Provincia Franciscana de Cartagena en la que inicié mi vida franciscana, me educaron franciscanamente y he trabajado y orado a lo largo de estos años.

   Por ello no es de extrañar que alguna lágrima se escape esta noche al ver que algo tuyo desaparece, pero cuando uno afronta lo que viene por delante me hago la siguiente reflexión:

   Lo primero es que sólo me cabe GRATITUD. La Provincia Franciscana de Cartagena con más de 750 años de historia ha dado muchos hermanos a la Orden y a la Iglesia, franciscanos santos, llenos de amor a los demás y dando su vida por anunciar el evangelio. Doy gracias a Dios que he podido ver esa ingente obra tanto aquí en España como en América, esos misioneros que, dejando sus tierras por la obediencia, hicieron de Centro América un lugar donde el franciscanismo se extendió. Y en España, en el sureste, el ser franciscano nos ha identificado y distinguido siempre por la acogida, la bondad, el deseo de saber y de hacer el pensamiento y la vida franciscana un motivo de nuestra existencia.

   No cabe duda que pecados también hemos tenido y por ello sólo cabe pedir perdón y propósito de la enmienda, pero el pecado va con la persona y afirmo con certeza, que ha habido más santos que pecadores.

   Lo segundo que me viene a la cabeza ahora mismo es PASIÓN. Los hermanos de la Provincia Franciscana de Cartagena hemos vivido, trabajado y sobre todo orado desde la pasión que da la ilusión, las ganas por estar al lado del que lo necesita superando el cansancio y que han llevado a tantos testimonios de entrega generosa, y esa pasión en este presente duro que vivimos en medio de una gran crisis vocacional, ha llevado a que los hermanos hayamos estado presentes en tantos sitios que casi ni se ha notado que éramos cada vez menos, por que la pasión por Cristo y su siervo Francisco marcaba nuestra vida.

   Lo tercero que me gustaría compartir con vosotros es la ESPERANZA. Decimos adiós a la Provincia Franciscana de Cartagena pero llenos de esperanza recibimos a la Provincia Franciscana de la Inmaculada Concepción en España. Esperanza que nace de reconocer que nosotros no somos franciscanos del sureste, sino Franciscanos. Somos una Orden en camino, deseosos de seguir llevando a Cristo.

   Además el mayor pecado de nuestra sociedad es la desesperanza, por eso nosotros franciscanos debemos llevar la esperanza de un futuro, que no por ser incierto, es menos atrayente. Nos invita a la aventura de Cristo, nos lleva a orar con mayor fuerza para que nuestro trabajo sea reflejo de una vocación. Una vocación que muestre a los hombres y mujeres de hoy, que se hacen las cosas por Cristo que nos llamó a la vida Franciscana y para hacer posible que los hombres y mujeres de hoy, que viven desde el vacío de no encontrar o no  ver a Dios, puedan encontrar un principio de camino para encontrarlo cada vez que se crucen con un franciscano, en nosotros vean esa esperanza del amor de Cristo reflejada en sus vidas.
   
   En definitiva el día 1 de enero de 2015 formaremos, más de 450 hermanos, la Provincia Franciscana de la Inmaculada Concepción, se nos encogerá el corazón por el pasado que dejamos, pero se iluminará con el futuro que, con vuestra ayuda, pretendemos construir.


¡¡Feliz Año nuevo!! que san Francisco de Asís os bendiga y el Niño Dios os colme de sus bienes.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Francisco, el loco de Asís


  Al encontrarnos con una nueva biografía novelada de san Francisco de Asís lo primero que podemos pensar es que se ha aprovechado el tirón del Papa Francisco para presentar una biografía como tantas otras que podemos encontrar en el mercado del santo de quien recibe el nombre. Sin embargo cuando se lee la obra se descubren dos cosas importantes: en primer lugar el desarrollo y presentación de los personajes no es al uso, sino desde el realismo de nuestro mundo, se desarrollan las situaciones sin un exceso de pietismo sino más bien de realidad. En segundo lugar desde el estudio de las fuentes franciscanas encontramos que la autora conoce las últimas compilaciones y estudios franciscanos, usa de la nueva corriente dirigida entre otros por el profesor Maranesi en la búsqueda del san Francisco humano, frente al héroe que desde el principio de la Orden se trató de presentar con las biografías de san Buenaventura, y que se retoma en la actualidad con la compilación asisiense.

    De la obra podemos destacar diversos momentos importantes en la vida de san Francisco y que la autora nos presenta con gravedad y seriedad. La primera para hacer más fuerte todo lo demás es el presentar la ciudad de Asís y sus habitantes como un lugar donde se han perdido todos los valores morales y humanos, sólo existe el propio interés en conseguir lo que se desea. Ello hace que, cuando nos habla de la conversión de san Francisco, nos presente a un hombre si bien de buen corazón un tanto libertino en cuestiones morales, no las oculta lo cual le da mayor realismo a la escena y sobre todo fuerza a la conversión y encuentro con Dios. La crudeza de la prisión en Perugia donde se muestra la negación de la persona humana y la aparición de los peores instintos que las personas pueden tener tras una guerra: el odio, la venganza.

   Dentro de este proceso de conversión resalta la figura del sacerdote de san Damián, el padre Pietro, que aparece dentro de la obra como la figura que va asentando la vocación que surge dentro de san Francisco y sin ocultar el temor a la familia Bernardone, sin embargo sabe encauzar al santo hacia la protección del Obispo Guido. El cual aparece en la obra como lo que es, todo un obispo medieval, más señor feudal que obispo pero que sin embargo acompaña a san Francisco en este proceso de conversión y desapropiación de los bienes terrenos.

   Al hablar de la familia no podemos pasar por alto a la señora Pica, la madre que en todas las biografías del santo que se precie tiene un lugar destacado y que en esta obra aparece como víctima del excesivo temperamento del padre y dentro de la pérdida de valores de la ciudad de Asís, en la violencia doméstica que sufre, se observa el quebranto de lo que debe ser la familia.

   La vida de san Francisco, sus primeros seguidores, el encuentro con el Papa y su aprobación, la conversión de santa Clara y como ella sigue el camino del santo, nuevamente destacamos el papel del obispo Guido. También nos muestra crudamente la negación de la familia Offreducio y la violencia que se desata con la hermana de santa Clara.

   Ahora bien, si en la obra debemos buscar un momento impactante es en el relato de la impresión de las llagas en la Verna. En ningún momento habla expresamente de la impresión de las llagas pero sí lo hace de la experiencia de dolor con la que san Francisco se encuentra con Cristo, se observa el dolor que lleva impreso en su cuerpo y en su alma por todos sus hermanos, por ese encuentro íntimo con Dios, por ese rechazo que ahora ve en lo que él empezó como obra de Dios y no todos sus hermanos acaban de comprender. Sin embargo en este relato de pasión aparece el amor manifestado en la figura de la madre Pica, vuelve a aparecer como ejemplo de quien da amor sin esperar recibir respuesta y sin recibirlo es capaz de no cansarse de amar hasta el extremo. Con este ejemplo descubrimos el amor presente en el sufrimiento de la cruz y que es capaz de mostrar luz. En definitiva, no queda claro que san Francisco recibiera las llagas tal y como la iconografía nos ha mostrado, lo cual no niega que sea un alter Christus en esa unión íntima con Él.

   Llegada la muerte nuevamente nos muestra al hombre Francisco que pide los dulces de “fray Jacoba” que pide a sus hermanos que la llamen para que esté cerca de él, y la despedida a santa Clara y sus hermanas llena del dolor de quien se sabe unida al hombre de Dios que ya está plenamente en Cristo.

    En definitiva una biografía novelada que introduce las últimas tendencias de la reflexión franciscana y que muestra de un modo brillante la espiritualidad del hombre de Dios Francisco de Asís.