Al
encontrarnos con una nueva biografía novelada de san Francisco de Asís lo
primero que podemos pensar es que se ha aprovechado el tirón del Papa Francisco
para presentar una biografía como tantas otras que podemos encontrar en el
mercado del santo de quien recibe el nombre. Sin embargo cuando se lee la obra
se descubren dos cosas importantes: en primer lugar el desarrollo y
presentación de los personajes no es al uso, sino desde el realismo de nuestro
mundo, se desarrollan las situaciones sin un exceso de pietismo sino más bien
de realidad. En segundo lugar desde el estudio de las fuentes franciscanas
encontramos que la autora conoce las últimas compilaciones y estudios
franciscanos, usa de la nueva corriente dirigida entre otros por el profesor
Maranesi en la búsqueda del san Francisco humano, frente al héroe que desde el
principio de la Orden se trató de presentar con las biografías de san
Buenaventura, y que se retoma en la actualidad con la compilación asisiense.
De la obra podemos destacar diversos momentos
importantes en la vida de san Francisco y que la autora nos presenta con
gravedad y seriedad. La primera para hacer más fuerte todo lo demás es el
presentar la ciudad de Asís y sus habitantes como un lugar donde se han perdido
todos los valores morales y humanos, sólo existe el propio interés en conseguir
lo que se desea. Ello hace que, cuando nos habla de la conversión de san
Francisco, nos presente a un hombre si bien de buen corazón un tanto libertino
en cuestiones morales, no las oculta lo cual le da mayor realismo a la escena y
sobre todo fuerza a la conversión y encuentro con Dios. La crudeza de la
prisión en Perugia donde se muestra la negación de la persona humana y la
aparición de los peores instintos que las personas pueden tener tras una
guerra: el odio, la venganza.
Dentro de este proceso de conversión resalta
la figura del sacerdote de san Damián, el padre Pietro, que aparece dentro de
la obra como la figura que va asentando la vocación que surge dentro de san
Francisco y sin ocultar el temor a la familia Bernardone, sin embargo sabe
encauzar al santo hacia la protección del Obispo Guido. El cual aparece en la
obra como lo que es, todo un obispo medieval, más señor feudal que obispo pero
que sin embargo acompaña a san Francisco en este proceso de conversión y
desapropiación de los bienes terrenos.
Al hablar de la familia no podemos pasar por
alto a la señora Pica, la madre que en todas las biografías del santo que se
precie tiene un lugar destacado y que en esta obra aparece como víctima del
excesivo temperamento del padre y dentro de la pérdida de valores de la ciudad
de Asís, en la violencia doméstica que sufre, se observa el quebranto de lo que
debe ser la familia.
La vida de san Francisco, sus primeros
seguidores, el encuentro con el Papa y su aprobación, la conversión de santa
Clara y como ella sigue el camino del santo, nuevamente destacamos el papel del
obispo Guido. También nos muestra crudamente la negación de la familia
Offreducio y la violencia que se desata con la hermana de santa Clara.
Ahora bien, si en la obra debemos buscar un
momento impactante es en el relato de la impresión de las llagas en la Verna.
En ningún momento habla expresamente de la impresión de las llagas pero sí lo
hace de la experiencia de dolor con la que san Francisco se encuentra con
Cristo, se observa el dolor que lleva impreso en su cuerpo y en su alma por
todos sus hermanos, por ese encuentro íntimo con Dios, por ese rechazo que
ahora ve en lo que él empezó como obra de Dios y no todos sus hermanos acaban
de comprender. Sin embargo en este relato de pasión aparece el amor manifestado
en la figura de la madre Pica, vuelve a aparecer como ejemplo de quien da amor
sin esperar recibir respuesta y sin recibirlo es capaz de no cansarse de amar
hasta el extremo. Con este ejemplo descubrimos el amor presente en el
sufrimiento de la cruz y que es capaz de mostrar luz. En definitiva, no queda
claro que san Francisco recibiera las llagas tal y como la iconografía nos ha
mostrado, lo cual no niega que sea un alter Christus en esa unión íntima con
Él.
Llegada la muerte nuevamente nos muestra al
hombre Francisco que pide los dulces de “fray Jacoba” que pide a sus hermanos que
la llamen para que esté cerca de él, y la despedida a santa Clara y sus
hermanas llena del dolor de quien se sabe unida al hombre de Dios que ya está
plenamente en Cristo.
En definitiva una biografía novelada que introduce las
últimas tendencias de la reflexión franciscana y que muestra de un modo
brillante la espiritualidad del hombre de Dios Francisco de Asís.
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