Ya
ha llegado el fin del año 2014, y con él todo lo que supone decir adiós a una
Provincia Franciscana de Cartagena en la que inicié mi vida franciscana, me
educaron franciscanamente y he trabajado y orado a lo largo de estos años.
Por
ello no es de extrañar que alguna lágrima se escape esta noche al ver que algo
tuyo desaparece, pero cuando uno afronta lo que viene por delante me hago la
siguiente reflexión:
Lo
primero es que sólo me cabe GRATITUD. La Provincia Franciscana de Cartagena con
más de 750 años de historia ha dado muchos hermanos a la Orden y a la Iglesia,
franciscanos santos, llenos de amor a los demás y dando su vida por anunciar el
evangelio. Doy gracias a Dios que he podido ver esa ingente obra tanto aquí en
España como en América, esos misioneros que, dejando sus tierras por la
obediencia, hicieron de Centro América un lugar donde el franciscanismo se
extendió. Y en España, en el sureste, el ser franciscano nos ha identificado y
distinguido siempre por la acogida, la bondad, el deseo de saber y de hacer el
pensamiento y la vida franciscana un motivo de nuestra existencia.
No
cabe duda que pecados también hemos tenido y por ello sólo cabe pedir perdón y
propósito de la enmienda, pero el pecado va con la persona y afirmo con certeza,
que ha habido más santos que pecadores.
Lo
segundo que me viene a la cabeza ahora mismo es PASIÓN. Los hermanos de la
Provincia Franciscana de Cartagena hemos vivido, trabajado y sobre todo orado
desde la pasión que da la ilusión, las ganas por estar al lado del que lo
necesita superando el cansancio y que han llevado a tantos testimonios de
entrega generosa, y esa pasión en este presente duro que vivimos en medio de
una gran crisis vocacional, ha llevado a que los hermanos hayamos estado
presentes en tantos sitios que casi ni se ha notado que éramos cada vez menos,
por que la pasión por Cristo y su siervo Francisco marcaba nuestra vida.
Lo
tercero que me gustaría compartir con vosotros es la ESPERANZA. Decimos adiós a
la Provincia Franciscana de Cartagena pero llenos de esperanza recibimos a la Provincia
Franciscana de la Inmaculada Concepción en España. Esperanza que nace de
reconocer que nosotros no somos franciscanos del sureste, sino Franciscanos.
Somos una Orden en camino, deseosos de seguir llevando a Cristo.
Además
el mayor pecado de nuestra sociedad es la desesperanza, por eso nosotros
franciscanos debemos llevar la esperanza de un futuro, que no por ser incierto,
es menos atrayente. Nos invita a la aventura de Cristo, nos lleva a orar con
mayor fuerza para que nuestro trabajo sea reflejo de una vocación. Una vocación
que muestre a los hombres y mujeres de hoy, que se hacen las cosas por Cristo
que nos llamó a la vida Franciscana y para hacer posible que los hombres y
mujeres de hoy, que viven desde el vacío de no encontrar o no ver a Dios, puedan encontrar un
principio de camino para encontrarlo cada vez que se crucen con un franciscano,
en nosotros vean esa esperanza del amor de Cristo reflejada en sus vidas.
En
definitiva el día 1 de enero de 2015 formaremos, más de 450 hermanos, la
Provincia Franciscana de la Inmaculada Concepción, se nos encogerá el corazón
por el pasado que dejamos, pero se iluminará con el futuro que, con vuestra
ayuda, pretendemos construir.
¡¡Feliz Año
nuevo!! que san Francisco de Asís os bendiga y el Niño Dios os colme de sus
bienes.
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