Vivimos un año un tanto particular, este del año sacerdotal, por un lado se busca el reconocimiento del sacerdocio, como ministerio y en consecuencia servicio a la Iglesia, Cuerpo de Cristo. Por otro, este año también han saltado a la opinión pública el pecado y delito de algunos miembros de la Iglesia, que por ciertos grupos de presión han tratado de manipular como defecto de toda la Iglesia y por tanto desvalorización del ministerio sacerdotal, de la vida religiosa, utilizando como chivo expiatorio la figura del Papa, que no cabe duda alguna de su valentía y su claridad de actuación a la hora de afrontar esta difícil situación.
Por todo ello en tiempos recios como los que vivimos, se hace mucho más grandioso el celebrar el cincuenta aniversario de ordenación sacerdotal dentro de la Orden franciscana de un hermano. El P. Pedro Ruiz Verdú celebra este sábado 8 con el gozo de sentirse acompañados de sus hermanos de religión y de sangre el sí a un ministerio dentro de su ser franciscano, como sacerdote.
En estos cincuenta años el P. Pedro siempre ha estado al servicio de la Provincia Franciscana de Cartagena, muchos años como Secretario provincial, en las parroquias y en las comunidades de Albacete, Lorca, Alicante y ahora en Santa Ana de Jumilla. En todas ellas haciendo que su trabajo fuese de servicio y atención a los fieles que se acercaban a nuestras comunidades. Si bien siempre le quedará la espina de no haber podido realizar su gran deseo de misionero en África y que unas fiebres al poco de llegar a aquellas tierras le hicieron volver y renunciar a la ilusión de dedicar su vida franciscana a aquellas gentes.
Los que hemos sido alumnos suyos en el Instituto Teológico no olvidamos sus clases de sacramentología y algo que le ha destacado en su vida como profesor pero también como sacerdote franciscano, es su devoción a la Trinidad. El Misterio de Dios es su gran asignatura que todavía imparte como profesor emérito, y que continuamente actualizado, imparte como profesor que no sólo le interesa que se aprendan conocimientos, sino que éstos sirvan para la vida cotidiana.
Ante una vida de servicio a la Iglesia como es la del P. Pedro, no cabe sino reírse de los que pretenden que el sacerdocio y la vocación franciscana no tienen sentido y deberían arrinconarse en las sacristías. Estos cincuenta años son un ejemplo y un testimonio para los jóvenes que inician su vida en la Orden franciscana o en el ministerio sacerdotal, para saber que el servicio es reflejo de la presencia real de Cristo en medio del mundo, y esta es la gran tarea que se nos pide en nuestra vida.
P. Pedro muchas felicidades, que siga muchos años mostrando con su testimonio que se puede ser sacerdote franciscano siendo fiel a lo que Dios quiere de cada uno de nosotros.
Por todo ello en tiempos recios como los que vivimos, se hace mucho más grandioso el celebrar el cincuenta aniversario de ordenación sacerdotal dentro de la Orden franciscana de un hermano. El P. Pedro Ruiz Verdú celebra este sábado 8 con el gozo de sentirse acompañados de sus hermanos de religión y de sangre el sí a un ministerio dentro de su ser franciscano, como sacerdote.
En estos cincuenta años el P. Pedro siempre ha estado al servicio de la Provincia Franciscana de Cartagena, muchos años como Secretario provincial, en las parroquias y en las comunidades de Albacete, Lorca, Alicante y ahora en Santa Ana de Jumilla. En todas ellas haciendo que su trabajo fuese de servicio y atención a los fieles que se acercaban a nuestras comunidades. Si bien siempre le quedará la espina de no haber podido realizar su gran deseo de misionero en África y que unas fiebres al poco de llegar a aquellas tierras le hicieron volver y renunciar a la ilusión de dedicar su vida franciscana a aquellas gentes.
Los que hemos sido alumnos suyos en el Instituto Teológico no olvidamos sus clases de sacramentología y algo que le ha destacado en su vida como profesor pero también como sacerdote franciscano, es su devoción a la Trinidad. El Misterio de Dios es su gran asignatura que todavía imparte como profesor emérito, y que continuamente actualizado, imparte como profesor que no sólo le interesa que se aprendan conocimientos, sino que éstos sirvan para la vida cotidiana.
Ante una vida de servicio a la Iglesia como es la del P. Pedro, no cabe sino reírse de los que pretenden que el sacerdocio y la vocación franciscana no tienen sentido y deberían arrinconarse en las sacristías. Estos cincuenta años son un ejemplo y un testimonio para los jóvenes que inician su vida en la Orden franciscana o en el ministerio sacerdotal, para saber que el servicio es reflejo de la presencia real de Cristo en medio del mundo, y esta es la gran tarea que se nos pide en nuestra vida.
P. Pedro muchas felicidades, que siga muchos años mostrando con su testimonio que se puede ser sacerdote franciscano siendo fiel a lo que Dios quiere de cada uno de nosotros.
Los que tuvimos la suerte de aprender con él y de él en la parroquia, y,doble suerte,por haber sido alumna también en el ITM en sus asignaturas, sabemos y conocemos su buen hacer y sabiduría con las que impregna todo lo que hace, así como su estilo "alemán" muchas veces a la hora de trabajar con él.Ha sido un placer y es un enorme orgullo,y más hoy en día que todo es efímero, celebrar con este hombre inmenso esos 50 años, si Dios quiere, en Alicante.
ResponderEliminarMuchas felicidades Pedro
Paz y bien Miguel Ángel.
ResponderEliminarMUCHAS FELICIDADES para el P. Pedro, no se que mas decir... pq con sinceridad 50 años creo que es casi una vida dedicada al servicio de los demás, realmente solo puedo expresar mi mas sincera felicitación.
Que Dios lo bendiga P. pedro y que nuestra Madre María, lo acompañe siempre hasta el final del camino.
Miguel Ángel un abrazo, Paz y bien.
xesca.-