El día 24 de enero el Papa Francisco se encontró con los
miembros del Tribunal de la Rota Romana y leyó su discurso anual, que es el
primero que dirige a este Tribunal, el presente Pontífice.
Leyendo y releyendo el discurso, me reafirmo cada día con
más fuerza en que este Papa no dice nada nuevo, lo nuevo es la vida que da a
las palabras que dice, palabras ya existían en la Iglesia desde el Concilio Vaticano II que se
reafirmaron con el nuevo Código de Derecho Canónico y que quedaron únicamente
en la mente y exposición de algunos profesores de derecho pero perdidas para la
mayoría, que no todos, de los miembros de tribunales eclesiásticos.
El Para recuerda en primer lugar que la dimensión jurídica y
pastoral del derecho deben caminar unidas, a lo largo de los años se pasó de
entender la moral, la pastoral, el derecho y la teología como campos
interrelacionados y necesarios para comprender el ser de la Iglesia, a
separarlos cada uno de ellos y pretender que todos tienen razón de ser sin necesidad de mezclarse y observando con mirada torva a las demás
ciencias por si nos quitan protagonismo al entrometerse en nuestro campo de reflexión.
La necesidad de unir la dimensión pastoral y la jurídica es
uno de los caminos importantes que harán que el ministerio judicial sea
realizado en el deseo de conseguir el bien de los fieles y conseguir que el derecho en la Iglesia se comprenda como elemento necesario en la construcción de la comunidad.
El segundo punto importante del que nos habla el Papa Francisco es el espíritu de servicio. No
vayamos a decir que es nuevo, desde siempre el ministerio en la Iglesia tiene
en el servicio a los demás la razón primera de su ser eclesial, y no
olvidemos que el servicio debe tener como meta la caridad, mostrar el amor de Dios desde la comprensión con aquellos que se acercan a los tribunales en busca no de una vara
que los conduzca sino de una palabra de aliento que les recuerde que en la
Iglesia tienen su casa y donde son bien recibidos.
Por ello la necesidad de ser pastores
que cuidan las ovejas y las conocen
y saben de sus dolores y sufrimientos y le dan el mimo necesario para que curen
sus heridas. El derecho no es una fórmula matemática que se aplica sin más, son
leyes que tienen en cuenta a cada persona
en su propia situación iguales en dignidad pero diferentes unas de otras.
Por último recuerda el papa que quienes trabajamos en los
tribunales no debemos olvidar que todo lo anterior debe ir unido a la
escrupulosidad en las decisiones tomadas. Las cuales se administrarán con benevolencia pero con el fin de
alcanzar la justicia, justicia que empieza en la agilidad en la tramitación de las
causas, no retenerlas sin sentido y sobre todo fundamentadas en la búsqueda de
la verdad que debe ir unida a la bondad y la firmeza en la sentencia dictada.
Discurso completo del Santo Padre al Tribunal
Discurso completo del Santo Padre al Tribunal
No hay comentarios:
Publicar un comentario