Cuantas veces en medio de una conversación para afirmar con mayor énfasis aquello que decimos o hacemos, terminamos diciendo "Como Dios Manda". Ante dicha frase todo queda bendecido, y no hay nada que objetar.
Nos encontramos en nuestra sociedad sin embargo con una triste realidad, no solo se ha olvidado lo que Dios manda, lo más triste es que nos hemos olvidado del mismo Dios.
Estamos en la Semana por la vida, y habrá multitud de manifestaciones y actos en defensa de la vida no nacida, y levantaremos nuestra voz y sobre todo nuestras oraciones por los derechos de los niños que todavía no han venido al mundo y que como si de un mueble que estorba, olvidando que es un ser vivo, se pretende quitar del medio.
Todas estas manifestaciones estarán muy bien, pero si es la Semana por la vida no deberíamos olvidar que las mujeres o niñas que piden abortar es porque nadie les ha enseñado lo que significa vivir en familia. Se ha perdido el respeto, la escucha, el cuidado, el amor, el rezar juntos, en definitiva todo lo que hacía que una familia fuese un lugar de alegría, de esperanza, en la que cada uno tenía un lugar importante, no porque lo que hiciese sino por lo que era, sea el abuelo mayor o el hermano con síndrome de dowm, todos son importantes.
No vendría mal, que en las manifestaciones por la vida, aprendiésemos a vivir con menos cosas pero mas familiarmente, más humanamente. Haciendo de los hogares lugares de fe, esperanza, ilusión, espacios de libertad, porque la libertad es el respeto y eso se aprende en familia.
En definitiva se trata de hacer de las familias de nuestra sociedad unas familias, COMO DIOS MANDA.
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