Venir a Roma, aunque sean tres días, siempre es un regalo que no se debe dejar pasar. Roma es por encima de todo una ciudad acogedora, lo notas al pasear por sus calles, donde encuentras gentes de todas las razas, y parece que todos tienen su sitio y se encuentran en su casa. Quizás sean restos de los esclavos que el Imperio trajo a estas tierras de los lugares donde se estableció, y eso ha hecho a esta ciudad universal.
También eclesiásticamente podemos encontrar de todo, pero como ayer me decían las cosas en Roma no es que vayan lentas, sino que Roma es eterna, y aquí, como un don que Dios les ha dado, la resolución de una causa no tiene tiempo, por que lo tiene todo.
Así pues mis amigos, quienes tengan prisa porque de Roma les venga la solución a sus situaciones vitales que respiren miren al cielo, y valoren la eternidad como un don de Dios.
Me voy a pasear por estas calles eternas. Ciao
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