Con motivo del viaje que a lo largo de ésta semana va a llevar a cabo Su Santidad Benedicto XVI al continente africano, quiero recuperar una de las primaras reflexiones que hice en este blog y que considero en estos momentos lleno de plena actualidad.
Acompaño el artículo con el logotipo de este viaje, elegido con mucho acierto, pues si hay un pueblo que sufre es el africano, y sin embargo son ellos quienes más viven la asistencia del Espíritu, y sienten la presencia de Cristo como si de un oasís (representado en la palmera) se tratase. Sin embargo la cruz africana es mucho más profunda.
Así, nadie habla de la guerra que hay establecida en el Congo, por las potencias europeas, especialmente aquellos que nos encontramos al cruzar los pirineos, y que por causa de los diamantes y del petroleo machacan a la población y la hacen esclavos de sus intereses.
Estos días pasados Mons. Buti Joseph Tlhagale, Arzobispo de Johannesburgo, venía a recordarnos el proceso que se estaba llevando en los países africanos de un nuevo "colonialismo biológico" donde los óvulos de las mujeres africanas están en riesgo de ser utilizados para la investigación sobre células estaminales embrionarias en los países industrializados.
Nos recuerda monseñor que las sociedades civiles aprobaron en el protocolo de Maputo como la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres (CEDAW) están destinados a legalizar el aborto y a legitimar la fecundación in Vitro, en la mayor parte de los países africanos. Dicha normativa hará posible ir a la caza de óvulos de mujeres africanas, para contribuir a satisfacer las exigencias de la búsqueda de células estaminales embrionarias en los países industrializados. En Gran Bretaña es ilegal usar para la investigación óvulos de mujeres inglesas, sin emabrgo nada hablan de las mujeres de los países pobres.
Esta es la realidad de Africa que conviene no olvidar y que no sale en las noticias ni en la prensa europea.
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