Mucho se va a hablar en los próximos días de la visita de Su Santidad Benedicto XVI a los Santos Lugares, que si siguiendo los pasos de Cristo, que si en busca de la fe. Y todo ello es cierto, como también lo es que su verdadera visita es a los cristianos que tratan de vivir allí su fe.
La situación en la que se encuentran los cristianos árabes no es nada envidiable, son perseguidos a causa de su fe tanto por musulmanes como por judíos, se les impide desarrollar su vida cultual llenándoles la entrada a las Iglesias de camiones de basura, y lo que es peor muchos tienen que abandonar sus casas, sus tierras, por la presión, que en muchos casos lleva a la muerte, a la que se ven sometidos. No debemos olvidar que el ser expulsado de su tierra es una de las mayores tragedias con las que se encuentra un árabe, para quién la tierra es parte ontológica de ellos, no es un pedazo de tierra es la vida, el ser, lo que da sentido a todo lo demás.
Los países occidentales callan ante tanto agravio, quizás por que es mas recurrente hablar de sus “alianzas de civilizaciones” que como juegos florales es simpático, pero como reflejo de la vida diaria es muy lejana a la realidad.
Los hermanos franciscanos de la Custodia están llevando a cabo desde hace varios años el apoyo a los cristianos árabes no únicamente en el campo espiritual, sino material, haciendo posible el comer diario y dando casa a quienes son expulsados de sus hogares.
La visita de Benedicto XVI será sin lugar a dudas un aliento de esperanza a aquellos hermanos nuestros para los que vivir la fe les supone no sólo el rechazo social, sino incluso les puede llegar a costar la misma vida.
La situación en la que se encuentran los cristianos árabes no es nada envidiable, son perseguidos a causa de su fe tanto por musulmanes como por judíos, se les impide desarrollar su vida cultual llenándoles la entrada a las Iglesias de camiones de basura, y lo que es peor muchos tienen que abandonar sus casas, sus tierras, por la presión, que en muchos casos lleva a la muerte, a la que se ven sometidos. No debemos olvidar que el ser expulsado de su tierra es una de las mayores tragedias con las que se encuentra un árabe, para quién la tierra es parte ontológica de ellos, no es un pedazo de tierra es la vida, el ser, lo que da sentido a todo lo demás.
Los países occidentales callan ante tanto agravio, quizás por que es mas recurrente hablar de sus “alianzas de civilizaciones” que como juegos florales es simpático, pero como reflejo de la vida diaria es muy lejana a la realidad.
Los hermanos franciscanos de la Custodia están llevando a cabo desde hace varios años el apoyo a los cristianos árabes no únicamente en el campo espiritual, sino material, haciendo posible el comer diario y dando casa a quienes son expulsados de sus hogares.
La visita de Benedicto XVI será sin lugar a dudas un aliento de esperanza a aquellos hermanos nuestros para los que vivir la fe les supone no sólo el rechazo social, sino incluso les puede llegar a costar la misma vida.
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