viernes, 15 de octubre de 2010

SONETO DE ALABANZA AL ASNO


A nadie oculto mi particular tendencia a leer y conocer el pensamiento, no siempre herético, de Fr. Giordano Bruno. Y anoche descubrí un soneto suyo que utiliza para hablar de la buena y mala enseñanza. Maestro llama a muy pocos, sobran dedos de una mano los demás quedarían englobados en la "asnalidad" del pedante que se conforma con lo que sabe y no continua en la búsqueda de la verdad.

Un asno, es impredecible a la vez que deliberadamente perverso y admirablemente paciente poseedor de un grito que sólo puede calificarse como ridículo. Pero sin mas visión de futuro que el puñado de cebada de cada día.

En todas las circunstancias de la vida están presentes dichos especímenes, define dicho soneto a los pedantes contumaces como a los tontos de solemnidad.


"Bendita asnalidad, bendita ignorancia,

oh, bendita estupidez, devoción pía,

capaz por sí sola de movilizar a las buenas almas

que la humana inteligencia y el estudio no mueve;

y a las que tampoco podrán la intensa vigilancia

del arte o la invención conseguir dar impulso

(ni mucho menos cualquier concepto filosófico)

hacia el cielo, donde levantas tu residencia.

¿Cual puede ser el valor de vuestros estudios,

vosotros, que os esforzáis en saber como le va a la naturaleza,

si las estrellas están hechas de tierra o de fuego o de mar?

la bendita asnalidad no sabe de esos desvelos;

con las manos juntas espera de rodillas

que Dios reparta nuestras predestinadas parcelas,

y no persevera en nada

salvo en que, concluido el funeral,

el fruto del infinito reposo Dios lo confiera".

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