Hoy me permito en esta mañana de sábado rendir un pequeño homenaje a los pocos hermanos que permanecen en la Fundación del Santísimo Nombre de Jesús. Son ya pocos y muchos ya avanzados en la edad, pero para los hermanos de la Provincia Franciscana de Cartagena son un referente de la actividad misionera que la misma en sus años de existencia ha llevado a cabo.
Cuando uno llega a estas tierras es el momento para descubrir lo que se ha llevado a cabo no en las grandes ciudades sino en los pequeños pueblos donde no llega nada ni nadie y las gentes viven el día sin pensar en el mañana.
Nuestros hermanos no sólo llevaban la Palabra de Dios y les anunciaban a Cristo, después de horas montados en mulos y por caminos, si es que los había,totalmente desgastados. Cuando llegaban levantaban las Iglesias para poder celebrar la Eucaristía, cuantas de estas iglesias ahora tienen placas en la puerta agradeciendo a los hermanos franciscanos el que estuviesen allí y con ellos y les ayudasen a poder vivir la presencia de Cristo, y los colegios, porque lo más importante para vivir una fe desde la persona es el formar y educar a las personas y esto los hermanos no lo olvidaban.
Algunos de los hermanos que aquí están llevan en estas tierras centroamericanas más de 50 años, toda la vida, por ello cuando te hablan de Nicaragua o del Salvador lo hacen sintiendo la tierra y a las gentes como parte de su propia familia. Casi se emocionan más al hablar de Diriamba que de su huerta murciana.
La enfermedad y los años no pasan en balde y estos hermanos se merecen todo el reconocimiento de la Provincia para ellos, así se sienten y de esta manera nos reciben con un hondo sentido de agradecimiento el que estemos pasando unos días con ellos y les acompañemos en su vida diaria. lo que ellos no saben es que el ejemplo y la compañía nos la dan ellos con su acogida y toda su vida franciscana.
Los hermanos de la fotografía son los de la Comunidad de San Antonio en San José de Costa Rica.
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