jueves, 9 de abril de 2009

Triduo Santo



En tiempos de crisis profunda tanto a nivel económica, social, moral, algo nos recuerda que en un tiempo de nuestra vida nos hablaban de Alguien que siempre estaba a nuestro lado, que nos quería, y nos disponemos a rezarle.
Todo ello lo vivimos en estos días, lo triste es cuando ante el paso del Cristo queremos rezar y al abrir la boca nos damos cuenta que no sabemos decir palabra. Se nos ha olvidado rezar, y el corazón se nos llena de angustia, pasa el Cristo o la Madre Dolorosa y no sabemos rezarle, y cuando el llanto y el dolor nos inunda, es entonces cuando sentimos la mano que nos acaricia, y que nos recuerda que no estamos solos, que él nunca nos dejó.

Por eso vivimos estos días de un modo especial y recordamos lo que Cristo ha vivido y ahora lo vivimos nosotros.

El Jueves Santo recordamos a Cristo instituyendo el día del Amor fraterno, donde servir al sencillo no es una obra de caridad sino un gesto de amor a un hermano que está a nuestro lado, donde el corazón nos recuerda que lo importante no es tener sino ser, ser hijos de un mismo Padre.


El Viernes llega el dolor, ese dolor que tenemos nosotros y que alguién dio su vida por nosostros, haciendo del sin sentido un sentido glorioso, pero sobre todo recordamos a esa Madre que llora lo que le hacen a su hijo unos aprovechaos, aquellos que hasta hace poco estaban a su lado. Es a Ella a la que pedimos y ella con sus ojos llenos de lágrimas nos mira y nos llena de la paz de un corazón que ama y que nos siente como hijos.


En la Noche Santa la Resurrección es la esperanza hecha vida, la ilusión convertida en realidad, donde no volvemos a ser lo que eramos sino que resucitamos a la Vida nueva.


Feliz Pascua de Resurrección.

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