Visité a las hermanas clarisas, y pude comprobar el gran destrozo que ha hecho el terremoto en el monasterio, la Iglesia en la que tantas veces he celebrado ya no existe, se ha convertido en un montón de escombros, y al pasear por el monasterio lleno de cascotes y rajas por las paredes, los marcos de las puertas desencajados es fácil comprender las lágrimas de la madre al contar lo que están viviendo, sin embargo la fe, la ayuda de la buena gente de Lorca no les ha faltado para tratar de rehacer su vida y se sienten muy agradecidas a la comunidad de regantes que son quienes con sus iniciativas van a ayudarlas a levantar de nuevo el monasterio.
También me encontré con algunos amigos, matrimonios que colaboran en las tareas pastorales del Santuario Franciscano de la Virgen de las Huertas, son los que nos hablan de la dificultad de que vuelva la normalidad a la ciudad, mucha gente ha salido de la ciudad han abierto sus comercios en la ciudad vecina de Águilas, lo cual quiere decir que no volverán a Lorca, y cuando ellos salen a tomar algo un sábado por la noche regresan a la casa porque la gente ha olvidado lo que significa divertirse. No, no hay normalidad.
Pero si visitas a las Madres Mercedarias el alma acaba de venirse a los pies, un colegio recién rehabilitado ahora no lo pueden usar, dan las clases en otro colegio del pueblo, y se encuentran sin ayudas ni eclesiales ni estatales para rehabilitarlo, sólo la ayuda de los padres, y eso es muy duro.
Y estas tres situaciones me llevan a una reflexión sobre el papel de la Iglesia en Lorca, si en un primer momento aparecieron como los garantes de la tarea de rehabilitación de los lugares de fe y enseñanza católica, ahora se va viendo que son las iniciativas privadas las que están ayudando a la vida consagrada en Lorca. Iniciativas que promovieron los seglares y que el Ayuntamiento de Lorca vio como la mejor y posiblemente única salida. Al menos está situación de desamparo es lo que ha pasado con dos lugares emblemáticos de la Ciudad de Lorca como es el monasterio de las clarisas y el Santuario de la Patrona, y a la espera se encuentran las Madres Mercedarias de una ayuda que les posibilite poder retomar las clases en el colegio en el próximo curso.
Debería llevar a una reflexión del “x tantos” para destinar una parte importante de la recaudación a ayudar a la Iglesia de Lorca, recordando que Iglesia son, no sólo las parroquias, sino también la vida contemplativa y las vida religiosa que atiende los santuarios como la dedicada a la enseñanza. Hasta el momento estas instituciones eclesiales sólo han recibido ayuda de otras instituciones de vida consagrada que han abierto cuentas bancarias para poder ayudarles en la reconstrucción de sus vidas, pero sobre todo para que continúen con su inmensa tarea de anunciar el Evangelio en Lorca desde la atención a los seglares, la oración contemplativa y la enseñanza.
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