sábado, 19 de marzo de 2011

Sentencia sobre los Crucifijos en las aulas


“El crucifijo simboliza los principios y valores que fundan la democracia y la civilización occidental y por ello justifica su presencia en las aulas”. Con estas palabras la Corte Europea de los Derechos humanos, refrendaba el derecho a que en la aulas de las escuelas públicas italianas permanezcan los crucifijos, ya que no atentan a la libertad de pensamiento ni las ideas filosóficas de las personas.
No cabe duda que no es una sentencia a favor de la fe católica, nadie se equivoque, ni tampoco es una sentencia que se deba aplicar en todos los países de la Unión Europea, si bien si se recomienda su aplicación aunque se deja a la decisión última de los gobiernos nacionales la aplicación de la sentencia, aunque exista la recomendación seria de aplicar lo decidido por la Corte.
De todos es conocida la situación que vivimos en España y a nadie le va a extrañar que se intente no hacer caso a esta sentencia para seguir retirando los crucifijos de las aulas, sin embargo está sentencia, que por su carácter es firme y sin posibilidad de recurrirse, da pie a las asociaciones de padres cristianos a defender ante las instancias judiciales el mantener los crucifijos en las aulas.
Ello nos lleva a insistir nuevamente en dos elementos claves para los padres católicos, la primera la necesidad del asociacionismo de los padres que les hará tener más fuerza ante las instituciones gubernativas. Y en segundo lugar el salvar los complejos que estamos demostrando los católicos en España de callar ante el continuo avasallamiento que sufrimos en la libertad religiosa. Debemos recordar que la Libertad religiosa es igual para todos y si los grupos minoritarios tienen derecho a expresar su fe de la misma forma lo tiene la Iglesia católica a expresar la suya en el ámbito público.
Los hechos que estamos viviendo en diversas universidades españolas, en las escuelas públicas nos deben mover a defender la necesidad de manifestar nuestros derechos a vivir la fe. La sociedad católica debe empezar a manifestar, con paz, respeto, pero con decisión y sin complejos su presencia en medio de los ambientes donde se forman y educan a las próximas generaciones.
La Sentencia nos viene a recordar que uno de los elementos más trágicos que vive nuestra sociedad en la crisis actual es la falta de valores y principios, por ello retomar y defender los símbolos que nos recuerdan los valores que unieron a Europa es no sólo una necesidad sino sobre todo una obligación.
“La Corte subraya que un crucifijo puesto sobre una pared es un símbolo esencialmente pasivo, cuya influencia sobre los alumnos no se puede equiparar a un discurso didáctico o a la participación en una actividad religiosa”. Por tanto, si que no obliga a nadie y sí nos recuerda los orígenes culturales y religiosos europeos, que nadie trate de limitar la libertad de los demás imponiendo la suya propia.
En definitiva esta sentencia no es una defensa a la fe católica, sino expresión de la libertad religiosa que se debe dar en Europa frente al laicismo que pretende retirar la religión, la vivencia de la fe de los espacios públicos. Si queda claro que a nadie se le debe imponer algo en que creer, que tampoco se obligue al modo de vivir y educar en los valores y principios origen de nuestra democracia europea.

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