domingo, 16 de enero de 2011

¿Donde están los cristianos?


Soy poco propenso a pensar que la Iglesia está siendo perseguida en nuestra sociedad española, siempre digo que lo que nos falta es una mayor presencia de los cristianos en medio de ella y por supuesto el quitarnos la capa de complejos que nos cubre.
En esta semana hemos visto como se ha prohibido la celebración de la Eucaristía en la universidad de Barcelona, bajo el pretexto de no poder proteger la seguridad de los que en ella participasen, acaso puede haber excusa más burda que esa. Las autoridades civiles y de la universidad se han quitado un problema del medio y quizás hayan ganado espacio en la universidad y dentro de poco veamos lo que ahora es capilla convertida en comedor universitario. Y digo yo, los estudiantes y profesores católicos y cristianos de la universidad porque no han hecho una protesta ante el rectorado, o mejor todavía una celebración de la Eucaristía todos los días sin temor a las represalias.
Como digo nos falta a los cristianos creernos lo que somos y mostrarlo, es hora de defender que también nosotros tenemos derecho a vivir nuestra fe de un modo público, igual que se está favoreciendo a otras comunidades religiosas con poco tradición en Cataluña, o debería recordar quiénes son y para que nacen los almogavers (y no me refiero a los ultras del barça).
Pero es que hay más, han estado a punto de cerrar la basílica del Valle de los Caídos, y gracias a la respuesta de los fieles y de la comunidad benedictina ya se está celebrando la Eucaristía en el interior de la misma.
Ahora una obra de teatro donde se burlan de la crucifixión del Señor, subvencionada con dinero de todos y representada en el Centro Dramático Nacional. Tienen que denunciarlo un partido extremista, cuando todas las asociaciones cristianas de Madrid callan, no vaya a ser que las llamen retrogradas.
En definitiva un gobierno como el nuestro que tanto habla de libertades se está cargando la libertad religiosa, y lo que es peor gracias a que los cristianos nos callamos y les dejamos hacer permitiendo que cada vez se vean más comprometidas las prácticas públicas de nuestra fe.
No se trata de enfrentarnos unos contra otros, es hora que los cristianos vivamos nuestra fe sin miedo, denunciemos la hipocresía de los mal llamados progres y perdamos la vergüenza a que nos señalen con el dedo por ser coherentes. Se trata como dice Monseñor Fernando Sebastián en su último libro de que hagamos de nuestras comunidades lugar de evangelización, que hasta ahora no lo hemos hecho y hemos permitido un mundo secularizado y descristianizado. No podemos permitir sin más que los jóvenes construyan su vida al margen de la relación vital con Cristo. Debemos recordar que nuestra gran tarea es la misión en el mundo y para ello necesitamos una conversión personal.

2 comentarios:

  1. Enrique Casanueva Pérez-Llantada20 de enero de 2011, 11:51

    Padre, no puedo estar más de acuerdo. Creo que una parte de culpa de todo esto la tenemos los propios cristianos. Hace ya décadas que sacamos nuestra fe de la vida diaria; una suerte de cristianos descafeinados, de católicos como mucho de misa dominical. Y punto en boca hasta el próximo domingo. Como si nuestra fe no fuera el tronco de nuestra vida, que es lo que creo que debiera ser. Nuestra vida en el mundo no es una vida cualquiera, hemos de ser pequeñas luces de aquello en lo que creemos; y defenderlo. Nuestra diferencia es la alegría por la Vida. En el trabajo, en el café, en el futbol, en la universidad, en nuestra vida normal y diaria debe notarse lo que somos y aquello en lo que creemos. Creo que hay una parte de culpa en todos los que formamos la Iglesia. Pasividad por un lado, pero también ciertas prédicas que casi asimilan la vivencia de la fe a una simple filantropía eliminando cualquier ápice de transcendencia, desdibujando a veces sinuosamente la barrera entre el bien y el mal; como si en el fondo quisieran hacer de la Iglesia una especie de ONG laica. Desde dentro hemos permitido un mundo descristianizado. Ciertos mensajes tipo unos santos sí, pero otros no; a mi me ordeno un obispo, pero menudo Papa retrógrado nos ha tocado. Ahora lo vemos con algunas poquitas voces contra la beatificación de Juan Pablo II. Son pocos sacerdotes y/o religiosos (aunque algunos insignes teólogos) pero su mensaje facilón cala en una sociedad descafeinada y habituada a descartar el esfuerzo. Estamos aquí para ser felices y punto (ya imagino que lo del Valle de Lágrimas lo descarten). Sin más explicaciones y justificando casi cualquier cosa.
    Creo que es fundamental que cambiemos todos, desde dentro. Dentro de cada uno de nosotros, dentro de la Iglesia que formamos todos. Sin crispación, con alegría y con valentía. Como en el Circo.....

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  2. Saludos cordiales.

    Importante es evangelizar nuestros corazones primero.
    Siguiente paso...perdonar

    Atentamente
    Erick Bojorque

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