viernes, 14 de marzo de 2014

Cuaresma en Roma

De nuevo en Roma, ahora en tiempo de Cuaresma y el Papa Francisco presente en todas partes, vamos me refiero a librerías, puestos de venta de cacharrería para turistas, carteles en las calles y en la Iglesia, no hay que olvidar que aquí en Italia y en Roma de un modo especial aunque sean de izquierdas “dan gracias a Dios" por que el Papa se encuentre entre ellos.

Dicho lo anterior podríamos pensar que no hay tiempo de Cuaresma en Roma sin embargo yo quiero hablaros de la Cuaresma desde el Trastevere y veréis para hablados de la Cuaresma me voy a servir de algo que el otro día alguien me comentaba.

Con mucho acierto decía que sólo se puede vivir este tiempo de conversión si somos capaces de desconectar de nuestra vida de cada día, si llegado el momento aprendemos a dejar un poco de lado los afanes, las angustias, lo que nos separa de la gente que queremos y con la que convivimos, desconectar para mirar con nuevos ojos y dejar que la mirada se llene de luz. Desconectar es mirar con los ojos del presente del día que vivimos sin agobiarnos por el pasado ni ahogarnos por el futuro.

Esta desconexión nos debe conducir a la serenidad, no al nihilismo y olvidarnos de lo que pasa a nuestro alrededor, sino de valorar las cosas y sobre todo las personas desde lo que son e importan en cada momento de nuestra vida, con sus sufrimientos, pero también sus alegrías, sólo si aprendemos a respirar seremos capaces de amar.

Y el tercer paso al que me invitaba era a la soledad, buscar el silencio en nuestro interior, vivimos un tiempo que incluso el que reza no sabe acallar sus palabras y poner los oídos atentos a la Palabra de Dios, hay mucho rumor en torno a nosotros, nos da miedo la soledad, y es verdad que la soledad es mala, pero la soledad del abandono del que se vacía para llenarse, del que pide perdón para recibir el perdón del otro, ese instante de soledad es el momento más hermoso de la vida.


Y estos tres momentos vienen a reunirse en dos momentos vitales el primero es amar y perdonar, y tan importante como el anterior se trata de pedir perdón y sentir el amor del que nos perdona, son los únicos momentos posibles para que la conversión de la Cuaresma se haga posible y también en medio del bullicio trasteverino se puede vivir la conversión y la cuaresma porque sobre todo en cualquier lugar  se puede sentir la misericordia del Padre que nos acoge sin importarle nuestros errores. Feliz Cuaresma.

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