lunes, 12 de julio de 2010

Ayer fue un día especial


Si alguno pensaba que este post iba de la copa del Mundo, de la alegría de ver a la Nacional levantando la copa, de lo que a mí me gusta el futbol y que hoy iba a hablar de ello, siento decepcionarle.
Ayer fue un día especial, pues me volví a encontrar con un grupo de chavales que están de campamento, en Elche de la Sierra (Albacete). Tampoco es original irse de campamento en estas fechas, lo grande es que los monitores de este campamento, no son ni educadores contratados al efecto, ni monitores que se van a sacar un dinerillo extra.
Los monitores son profesores, expertos en pedagogía, incluso algún doctor en enfermería, y jóvenes que hace unos años iban al campamento y ahora buscan el descanso de la universidad para irse a un campamento y un par de hermanas de Cristo Crucificado que confían en ellos y les dejan hacer. Jóvenes que deciden que una vez que acaban las clases se llevan a los chavales de campamento donde además de jugar y entretenerse les ayudan a crecer, les hablan de los valores, de lo importante que es compartir, hacer amigos y sobre todo aprender que no todo en la vida se nos da como nos gustaría, que la frustración existe y hay que saber aceptarla sin que ello provoque un problema que los conduzca al psicólogo.
Y junto a todo ello se les habla de Cristo, se les recuerda que el mayor gesto de amor es el perdón y todo un día se dedica a autoconocerse, valorando lo buenos que tienen dentro de si y en lo que se deben apoyar para superar la enemistad y los malos momentos. Pasmaros pero ese día concluye con una celebración penitencial, y los críos y monitores se confiesan, increíble pero sólo es posible si se vive todo ello desde la normalidad de la vida de un cristiano que va creciendo y aprendiendo.
Ayer fue el día de las familias, vienen de Alquerías, Mula, Cieza, Moratalla y Murcia, y el primer acto de la jornada es la celebración de la eucaristía, los hijos con los padres, todos comparten su fe. No vamos a negar que algunos la última misa a la que asistieron fue la del campamento del año pasado, pero eso no importa, lo importante es que escuchan como sus hijos les invitan a vivir la fe, la amistad, el compartir, el saber que no todo cae del cielo.
Y el día continúa con una “feria” con sus casetas sus juegos donde lo que se recauda es para los colegios que las Hermanas de Cristo Crucificado tienen en Centro América y Caribe. Y se recuerda a las hermanas que iniciaron este campamento y ahora están en Dominicana, como es la Hermana Emi.
Los padres ayer me decían “el mayor testimonio de que mis hijos están contentos es mirarlos a la cara y verles la felicidad que trasmiten”, que gran cosa es que un padre tenga tiempo para mirar a su hijo a la cara y saber cómo se encuentra.
Por todo ello, ayer fue un día especial en el campamento, ahora bien, insisto, gracias a que existe gente como los monitores que hace unos años aprendieron a llevar un campamento y ahora lo organizan ellos, que gastan su tiempo en educar a los chavales y que su cansancio no es sino el reflejo de una vida creyente que saben que Cristo es lo más grande y lo comparten con los demás. Felicidades a todos ellos.

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