sábado, 17 de abril de 2010

Encuentro Franciscano de Familias


En un tiempo en el que todo parece indicar que la familia no se encuentra en su mejor momento, y sobre todo aparece una sombra de zozobra en el futuro de la sociedad ante los jóvenes que se están formando. Sin embargo este fin de semana hemos celebrado en nuestro convento de Santa Catalina del Monte en Murcia el V Encuentro Franciscano de Familias.
En él se han reunido familias venidas de Murcia, Alicante y Albacete en torno al Cristo de San Damián. Ha sido un día de familia donde la formación estuvo destinada no sólo a los padres, sino también a los hijos, porque la familia son todos sus miembros desde los más pequeños con los que apenas se podía llegar a jugar y con los más mayores con los que se les podía invitar a una reflexión de lo que significa Cristo y San Francisco en la vida de la Iglesia y sobre todo el papel que las familias pueden aportar dentro de la pastoral eclesial franciscana.
A nadie se le ocurra decir que estas familias no tengan sus dificultades como las demás familias de nuestra sociedad, algunos de ellos se encuentran con el paro, la dificultad de los hijos en la adolescencia y en algunos casos, las dificultades propias de las convivencias de los esposos. Pero si les diferencia en algo es que son y se sienten iglesia, viven su fe compartiéndola con familias como ellos que sienten el espíritu franciscano, quizás porque los religiosos que les acompañan son franciscanos, sin tener que preocuparse del nombre de su grupo, simplemente son Iglesia.
En este ámbito cabe también una palabra vocacional, no debemos olvidar que la vocación, ya sea a la vida religiosa o al matrimonio hay que empezar a construirlo desde la infancia y sobre todo cuando se ven a los padres que comparten un día con ellos, y a unos jóvenes religiosos que corren con ellos y les invitan a rezar con el gozo de sentirse satisfechos de una vocación. El participar en la eucaristía como centro de la vida eclesial, la familia completa con los religiosos muestra el sentido eclesial que el Santo de Asís siempre quiso invitar a vivir
Ha sido un día alegre, como no podía ser de otra manera en una celebración franciscana, pero también un día de reflexión de cara a valorar el papel de las familias en la Iglesia que saben aprovechar estas jornadas con los hijos y con la Orden franciscana.

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