jueves, 30 de abril de 2009

Crisis o Tiempo de Renovación






Querid@s Herman@s: ¡El Señor resucitado os dé la paz!
Estamos en tiempo de crisis, aunque quizá sea mejor decir que nadamos en la crisis que nos ha tocado vivir. Crisis en la economía, crisis en la política, crisis religiosa, crisis de identidad, crisis en la familia, crisis de valores, crisis globalizada. Así se manifiesta la crisis de nuestro tiempo.
Dice Jesús que ha venido a poner el mundo en crisis. La crisis provoca desmantelamiento de estructuras, vacío de poderes, oscurecimiento de identidades. La crisis es, por consiguiente, una oportunidad para crear estructuras nuevas, descubrir servicios nuevos, afrontar nuevos retos, buscar nuevas identificaciones, resituar de nuevo los valores… Es decir, la crisis lleva en sí misma la propuesta de la novedad. ¿No será ahora la ocasión de una nueva oferta de los carismas de la vida religiosa a nuestra sociedad? ¿No estará el Señor invitándonos a hacer un ofrecimiento abierto, valiente, arriesgado, de nuestras vidas? ¿No abre la Resurrección un camino nuevo para la humanidad?
La novedad tiene aroma de primavera, vigor de juventud, pasión de primer amor. “No tengáis miedo”, vamos a escuchar reiteradamente en la liturgia del tiempo pascual. A lo largo de este tiempo la presencia resucitada del Señor nos invita a adentrarnos un poco más en el camino del discipulado. La presencia del Señor nos dona la paz, su paz, no la que se construye sobre el miedo, sino la que se sustenta en el servicio. La presencia del Señor resucitado llena de alegría la vida, en un abrazo de esperanza que la pone en camino hacia su plenitud. La Resurrección convoca a la misión, a la siembra ilusionante que germinará como futura cosecha. La paz, la alegría y la misión que son, a un tiempo, actitudes, objetivos y esperanzas del discípulo de Jesús.
Fr. Saturnino Vidal Abellán, ofm
Ministro Provincial-Provincia Franciscana de Cartagena

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